Obama y Merkel denuncian "con una sola voz" la violencia del régimen en Irán
El presidente de EE UU y la canciller alemana exhortan a Teherán a escuchar el deseo de apertura de sus ciudadanos y advierten contra cualquier intento de desarrollar armas nucleares
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y la canciller alemana, Angela Merkel, líderes de las dos principales potencias de Occidente, decidieron el viernes hablar "con un sola voz" contra la violencia del régimen de Irán, al que exhortaron a escuchar el deseo de apertura de sus ciudadanos y al que advirtieron contra cualquier intento de desarrollar armas nucleares.
"Hablamos con una sola voz por el derecho del pueblo de Irán a expresar libremente su voluntad y en contra de la horrible violencia desplegada contra ellos", manifestó Obama en una conferencia de prensa conjunta en Washington. "Compartimos el criterio de que lo que ocurre en Irán es inaceptable y llamamos a su Gobierno a respetar los principios de la convivencia internacional", añadió.
Merkel, por su parte, afirmó que "jamás se olvidarán las espantosas escenas" contempladas durante la represión de las manifestaciones de los últimos días, y añadió que Alemania y Estados Unidos colaborarán para impedir que Irán tenga armamento atómico, "deseablemente a través de una solución diplomática".
Con esta reunión, Obama y Merkel tratan de desmentir la impresión de que Europa y Estados Unidos estaban reaccionando en diferente longitud de onda a la crisis iraní, el primero de forma más contundente y la segunda, más tibia. "Estoy completamente de acuerdo con Obama", sentenció ayer la canciller alemana.
El presidente norteamericano matizó, en todo caso, alguna de sus posiciones anteriores sobre este asunto. Aunque insistió en que una victoria de Mir Husein Musaví no hubiera garantizado un cambio dentro del régimen iraní, ayer reconoció que el candidato de la oposición "ha sabido recoger el espíritu" de los manifestantes y "representa en gran parte" sus deseos de libertad.
Obama mantuvo abierta la puerta a un diálogo con el Gobierno de Teherán, pero admitió también que esa opción está cada día más en riesgo porque "cualquier intento de diplomacia se va a ver afectado por los sucesos de las últimas semanas". Añadió que no va a tomar una postura definitiva sobre esa oferta hasta que la situación en Irán no acabe de esclarecerse.
De momento, el terreno no parece precisamente abonado para el diálogo. Obama ridiculizó ayer la declaración del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, en la que le pedía disculparse por su intromisión en los asuntos internos iraníes, y le recomendó que en lugar de mandarle mensajes a él, le responda a su pueblo.
Este encuentro entre Obama y Merkel marca el punto más alto de la presión occidental sobre el régimen iraní para que corrija su rumbo por las buenas. El siguiente paso, probablemente, tendrán que ser acciones concretas para obligarle a hacerlo.
Pero la reunión, tenía también otros objetivos. Para la parte alemana, uno de ellos era el de transmitir a Obama la transcendencia que Alemania concede a la colaboración con Rusia y, en ese sentido, Merkel insistió en la importancia que puede tener la visita que el presidente norteamericano hará a Moscú el mes próximo. "La aportación de Rusia puede ser vital en asuntos como Irán o la crisis de Oriente Próximo", recordó la canciller alemana.
De parte norteamericana, existía una voluntad de despejar rumores aparecidos en la prensa alemana sobre supuestas desavenencias entre Merkel y Obama. Con ese fin, se le dio a la entrevista el formato y la extensión -con almuerzo incluido- de las grandes ocasiones. "Me gusta mucho Merkel", aseguró Obama. "Es inteligente, práctica y confío plenamente en lo que me dice. Es exactamente lo que uno puede querer como socio internacional", dijo el presidente norteamericana ante la mirada atenta de su invitada, que sabrá como rentabilizar esas palabras de cara a las elecciones alemanas del próximo septiembre.
Esa declaración no resuelve automáticamente, sin embargo, algunas de las áreas en las que los dos países han chocado desde que conviven estas administraciones, particularmente Afganistán y Guantánamo.
Obama insistió en que Alemania es "un socio vital" en la guerra de Afganistán, pero Merkel, acosada como está en su propio país por la muerte este semana de tres soldados alemanes en ese conflicto, no le pudo responder con nuevos compromisos ni con una garantía de mantener los actuales.
Respecto a Guantánamo, tampoco hubo más que la voluntad de seguir hablando. Alemania se resiste a acoger presos procedentes de esa cárcel por los problemas legales que eso origina allí. Obama dijo que había visto "una respuesta positiva de Europa en términos generales" sobre ese problema, pero admitió que era necesario continuar negociando los detalles.
El presidente norteamericano afirmó, por último, que el rebrote de los actos terroristas en Irak no le había llevado a reconsiderar el plan de retirada de las tropas estadounidenses de las ciudades de ese país el próximo 30 de junio, aunque se quejó de que "no ha habido tantos progresos políticos, especialmente en términos de acuerdos entre shiíes y suníes" como le hubiera gustado.
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