Medvédev, pesimista sobre las revoluciones en los países árabes
El mandatario ve las revueltas como resultado de una conspiración dirigida también contra Rusia
El presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, no cree que la corrupción y la pobreza puedan llevar a los pueblos a las revoluciones y contempla con suspicacia y aprensión las protestas contra las tiranías que sacuden el mundo árabe y el Magreb.
Refiriéndose por primera vez públicamente a los sucesos en esa parte del mundo, Medvédev aplicó la teoría de la conspiración externa para explicarlos y, sin identificar los supuestos instigadores, advirtió que estos habían preparado un plan semejante para Rusia y que seguirán intentando realizarlo en el futuro. El líder ruso aludía a las llamadas "revoluciones de colores", las protestas sociales que provocaron cambios de régimen en Georgia (2003), Ucrania (2004) y Kirguizistán (2005 y 2010).
"Miren la situación que se ha producido en Oriente Próximo y en el mundo árabe, es dificilísima y habrá grandes dificultades", ha dicho Medvédev en Vladikavkaz, durante una reunión del comité antiterrorista convocada hoy en esa ciudad del norte del Cáucaso. En algunos casos, " se puede producir la desintegración de Estados muy poblados" que pueden quedar reducidos a "pequeños fragmentos", ha dicho.
"Estos Estados son complicados y es muy posible que sucedan acontecimientos difíciles, incluida la llegada de los fanáticos al poder, lo que supondrá incendios para decenas de años y la continuada difusión del extremismo", ha afirmado el presidente, quien ha sentenciado: "Hay que mirar la verdad a los ojos". "Este plan lo preparaban antes para nosotros, e intentarán realizarlo mucho más ahora". "En cualquier caso, este plan no saldrá adelante", ha asegurado.
Por otra parte, en una entrevista a The Wall Street Journal, el viceprimer jefe de Gobierno ruso, Igor Sechin, un estrecho colaborador del primer ministro Vladímir Putin, ha acusado a los directivos de la compañía Google de "manipular la energía del pueblo en Egipto" y ha asegurado que la "estabilidad política" en Rusia es "una de las más altas del mundo". Los ambiciosos planes para desarrollar el turismo en el Cáucaso del Norte han sufrido un duro golpe esta semana después de los atentados en el territorio de Kabardino-Balkaria, donde fueron asesinados cuatro turistas que se dirigían al monte Élbrus y donde se registraron varios atentados, uno de los cuales hizo que se precipitara al vacío un funicular.
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