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Mauritania intenta destruir las nuevas armas de Al Qaeda

La organización terrorista se equipa con misiles antiaéreos Sam-7 en Libia

Guerra abierta entre Mauritania y la rama magrebí de Al Qaeda (AQMI). El primer golpe lo asestó, a partir del 24 de junio, el Ejército mauritano en el bosque de Wagadou en Malí. El grupo terrorista se lo devolvió el martes por la noche atacando un cuartel de las fuerzas de élite mauritanas en Bassiknou, a 45 kilómetros de la frontera con Malí.

Los balances de bajas son contradictorios. Tras el primer asalto, el Estado Mayor mauritano aseguró haber dado muerte a 15 terroristas y perdido dos soldados, mientras que AQMI -cuyo portavoz llama ahora por teléfono a la agencia de prensa independiente mauritana ANI- solo reconoce dos muertos al tiempo que afirma haber eliminado a 20 soldados enemigos.

Ese mismo portavoz señaló ayer que 25 vehículos habían atacado Bassiknou, una operación en la que habrían perdido a dos de sus hombres, una cifra que fuentes militares mauritanas elevan a 16. Los asaltantes fueron perseguidos durante su huida por la aviación y helicópteros de combate mauritanos.

El Estado Mayor mauritano indicó que el objetivo de su incursión en Wagadou, hace casi dos semanas, era acabar con "el armamento pesado de misiles anticarro y misiles antiaéreos" de Al Qaeda, y que logró destruirlo.

Richard Ots, director de la oficina en Nuakchot de la Organización Internacional de Migraciones de la ONU, señala en su Twitter que la organización terrorista ha adquirido en Libia misiles antiaéreos rusos Sam-7 y estadounidenses Stinger, y que, cuando aprensa a manejarlos, puede poner en peligro la supremacía aérea mauritana y la seguridad de los vuelos civiles.

El 18 de junio, la Dirección de Protección de la Seguridad de la Defensa del Ministerio de Defensa francés comunicó al Gobierno francés "que armas sensibles, incluidos misiles móviles tierra-aire y explosivos robados en los arsenales de Gadafi han transitado por el territorio argelino y llegado a manos de grupos yihadistas en Malí", señala Samuel Benshimon en la web Sahel Intelligence.

Esta información fue, a su vez, trasladada por París al presidente mauritano Mohamed Ould Abdelaziz, quien ordenó el ataque del 24 de junio, para el que contó con la colaboración del débil Ejército de Malí.

La organización terrorista, que aún mantiene en su poder a cuatro rehenes europeos, dispone de recursos financieros para comprar armas gracias al rescate que le pagaron varios Gobiernos occidentales a cambio de la liberación de sus cuidadanos secuestrados en Malí.

Al Qaeda ha denunciado una vez más "la guerra por encargo que lleva a cabo el presidente mauritano contra los muyahidines [combatientes islámicos] para complacer a Francia".

El Ministerio de Exteriores francés ha sido, por ahora, el único en ensalzar, en un comunicado publicado ayer, "la valentía de los militares mauritanos" así como "la determinación con la que las autoridades mauritanas" luchan contra Al Qaeda.

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