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Holbrooke, un negociador cercano e implacable

Con un estilo que combinaba a la perfección la cercanía con una determinación rayana en la brusquedad, Holbrooke sabía ganarse el respeto de sus interlocutores, que sabían que el diplomático estaba siempre decidido a lograr lo que quería.

Pero como mediador en Afganistán y Pakistán, estas mismas virtudes resultaron a veces contraproducentes. Su estilo tajante le valió pocos amigos, incluidos los propios militares estadounidenses. En un polémico artículo publicado en mayo que acabó costando el cargo a este general, el entonces comandante de las tropas en Afganistán, Stanley McChrystal, comentaba al recibir un correo electrónico del diplomático "Oh, otro mensaje de Holbrooke... no quiero ni abrirlo".

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Un diplomático precoz

Nacido en 1941 en Nueva York, comenzó su vida diplomática muy joven, cuando su dominio de la lengua local le llevó a Vietnam con apenas 21 años, en 1962. Escaló rápidamente puestos en la carrera diplomática y a los 35 años, durante el Gobierno de Jimmy Carter, llegó al cargo de secretario de Estado adjunto para Asia y el Pacífico.

Durante su etapa en este cargo, Estados Unidos normalizó sus relaciones con China, tras los primeros pasos dados por el Gobierno de Richard Nixon y su secretario de Estado, Henry Kissinger.

Tras la llegada a la Casa Blanca de Ronald Reagan, Holbrooke dejó de lado la política para trabajar en las altas finanzas, en el banco de inversión Lehman Brothers y en Credit Suisse Boston durante la década de los ochenta. El presidente Bill Clinton volvió a llamarle para la vocación de su vida, la política exterior, al nombrarle embajador en Alemania en 1993. De allí continuó, menos de un año más tarde, como subsecretario de Estado adjunto para Europa.

Artífice de la paz yugoslava

A partir de agosto de 1995 pasó a encabezar la delegación estadounidense en las negociaciones para la paz en los Balcanes. Fue el artífice que consiguió que los presidentes de Croacia, Bosnia y Serbia pusieran fin a casi cuatro años de conflicto, con la firma de los acuerdos de Dayton.

El y el presidente Bill Clinton -a quien siempre ha estado muy cercano- arrancaron el sí de los enemigos jurados a base de persuasión y con la amenaza de no dejarles salir de la plantación donde se desarrollaban las negociaciones hasta que no hubieran logrado la paz.

Las credenciales logradas con ese éxito le valieron que Obama, por consejo de Hillary Clinton -a quien había asesorado durante la fallida campaña electoral de ésta-, le propusiera como la cara de la Administración para negociar con Afganistán y Pakistán, hoy por hoy el área del mundo en el que EEUU se juega más.

En noviembre de 1997 el presidente Bill Clinton volvió a requerir sus servicios como consecuencia del conflicto entre chipriotas y griegos. Al año siguiente, Holbrooke fue nuevamente reclamado para apaciguar la contienda étnico territorial en la región serbia de Kosovo. En agosto de 1999 fue nombrado embajador en la ONU, cargo que desempeñó hasta enero de 2001.

Por sus labores de mediación, Holbrooke, autor del libro To End a War, había sido candidato en siete ocasiones al Premio Nobel de la Paz.

Richard Holbrooke, en Sarajevo. Detrás, Carl Bildt y el general Wes Clark.
Richard Holbrooke, en Sarajevo. Detrás, Carl Bildt y el general Wes Clark.REUTERS

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