Hallados en México 24 jóvenes rematados a tiros
Un nuevo ajuste de cuentas de 'narcos' agrava la ola de terror en el país
Los 24 eran jóvenes, tenían el pelo corto y vestían ropa ligera. Estaban desperdigados en un radio de 30 metros, atados de pies y manos, con señales inequívocas de tortura. Todos aparecían descalzos y habían sido ultimados con un tiro de gracia. Los policías, que encontraron los cuerpos en el parque nacional de La Marquesa, próximo a la ciudad de México, no tardaron en atribuir la ejecución múltiple a la guerra sin cuartel que mantienen entre sí y contra el Estado los carteles de la droga.
Gracias a una llamada anónima recibida la noche del viernes (madrugada del sábado en España) las agentes de seguridad encontraron los cuerpos.
La guerra que libran los narcotraficantes arroja un saldo de 40 personas asesinadas en los últimos 10 días y 3.114 -según los recuentos no oficiales que publican los periódicos- en lo que va de año. Ni siquiera en este país curado de espanto se recuerda una ola de violencia como la actual.
El crimen aumenta la presión sobre el presidente Felipe Calderón En lo que va de año la violencia se ha cobrado 3.114 vidas
Las autoridades no entienden por qué se trasladaron los cuerpos al parque Estaban atados con las manos delante, descalzos y algunos casi desnudos
"Durante todo el día nos fuimos temiendo algo así". Al poco de encontrarse los cadáveres, el secretario de Gobierno del Estado de México, Humberto Benítez, contó que esa misma mañana había recibido una llamada inquietante. "El subprocurador de Tejupilco nos reportó que en Arcelia [una localidad del Estado de Guerrero] habían sido levantadas [secuestradas] 24 personas".
Los mismos, ni uno más ni uno menos, que por la noche aparecieron en La Marquesa: "Estaban atados con cinta de color canela, con las manos hacia el frente, descalzos todos, con pantalón de mezclilla en su mayoría, algunos casi desnudos. Se notaban de una posición económica regular".
Todos los datos estaban puestos en fila para indicar sin decirlo que se trataba de asalariados del narcotráfico, vestidos con la ropa ligera propia de tierras calientes -la zona de Guerrero donde se cultivan la amapola y la marihuana-, y ejecutados por una banda rival. Pero, siendo así, no parece tratarse sólo de eso.
Los investigadores sí tienen claro que el macabro hallazgo es la consecuencia de la refriega desatada el pasado sábado entre una banda de sicarios conocida como Los Pelones, al servicio del cártel de Sinaloa, y una célula de Los Zetas, a las órdenes del cártel del Golfo, las dos grandes organizaciones criminales que, aunque muy atomizadas, siguen operando en México.
Aquel día, y según testigos que hablaron con los periodistas locales, "sicarios de los zetas tomaron a sangre y fuego el municipio de Arcelia para vengar la ejecución, sólo unas horas antes, del capo Rodolfo Siles Gutiérrez".
El asalto a la ciudad fue acordado por 60 líderes de las pequeñas mafias del narcotráfico que se reparten la distribución de la marihuana a pequeña escala -narcomenudeo se le denomina aquí-. Hasta ahí, todo dentro de lo habitual. Lo que las autoridades mexicanas aún no han interpretado es por qué los autores de la matanza se tomaron la molestia de trasladar a sus víctimas -24 hombres jóvenes, seguramente entrenados para los quehaceres más sucios del negocio de la droga- hasta abandonarlos en el parque de La Marquesa.
O, lo que es lo mismo, depositarlos a 13 kilómetros del centro de la ciudad de México unas horas antes de la celebración del grito de la Independencia, una fiesta nacional que llena de alegría a un país muy preocupado por la inseguridad. El número de hombres ejecutados, la variedad de las armas utilizadas -desde munición de nueve milímetros hasta otras del calibre 38 súper y hasta del 45-y, sobre todo, el lugar y las fechas elegidas aumentan la presión sobre el presidente Felipe Calderón, empeñado en una guerra contra el narcotráfico que la población celebró con esperanza pero ahora mira con preocupación.
Sobre todo porque el bagaje con el que el presidente se ha marchado al frente no es muy alentador: cuerpos policiales corruptos, jueces ineficaces -el 98% de los delitos queda impune-, cárceles donde se permite que los internos utilicen a su antojo teléfonos móviles para practicar la extorsión... Hace muy pocas fechas, la ciudad de México se volcó en una manifestación para pedir al Gobierno más seguridad. Y para protestar por la ineficacia policial ante el secuestro y asesinato de un muchacho de 14 años hijo de un conocido empresario. A los pocos días, y gracias a un pitazo (un soplo), la policía capturó a los presuntos autores del crimen. Entre ellos se encontraba una mujer perteneciente a la AFI, la Agencia Federal de Investigación, el cuerpo policial encargado precisamente de la lucha contra el crimen organizado. Otro dato más para alimentar la desesperanza.
Matanzas recientes
- 12 cuerpos decapitados hallados en una zona rural de Yucatán el 28 de agosto. La mayoría de los fallecidos tiene antecedentes por narcotráfico.
- 14 miembros de una familia mueren acribillados, entre ellos dos niños, el 18 de agosto en una fiesta en
el Estado de Chihuahua.
- Ocho toxicómanos son asesinados a tiros el 14
de agosto en un centro evangelista de desintoxicación en Ciudad Juárez.
- Seis muertos, entre ellos tres policías, a manos
de un grupo de sicarios del narcotráfico en el Estado
de Sinaloa el 25 de junio.
- 41 personas pierden
la vida entre el 20 y el 24
de junio en Ciudad Juárez
en varios enfrentamientos
entre narcotraficantes.
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