Grecia afronta la peor crisis en 35 años
Tercera jornada de protestas por la muerte de un adolescente por un policía - El Gobierno llama a la calma ante la huelga general convocada para mañana
A medianoche, en la Universidad Politécnica de Atenas, decenas de policías antidisturbios repelían con gases lacrimógenos los ataques de grupos de jóvenes. En los alrededores ardían papeleras, contenedores de basuras y demás mobiliario urbano, mientras el acre picor de los gases lacrimógenos obligaba a los escasos viandantes a protegerse tras máscaras o pañuelos humedecidos.
De la furia destructora de los manifestantes no se salvaron los hoteles de la zona. El Meliá Athens, a una manzana de la Politécnica, mostraba dos gigantescos boquetes en la fachada de cristal por donde se colaron los gases. Personal del hotel repartía en recepción pañuelos y suero fisiológico para contrarrestar sus efectos.
El duelo tenía visos de prolongarse. Desde la madrugada del domingo, grupos de encapuchados están escondidos en el recinto de la Politécnica. A ellos se sumaron anoche, "empujados" por los antidisturbios -que al parecer pretenden concentrarlos en un solo lugar-, grupos de incontrolados procedentes de alguna de las manifestaciones que ayer recorrieron el centro de Atenas.
Contemplando las escaramuzas, jóvenes ataviados con cazadoras bomber, pelo rapado y botas de aspecto militar, esperaban acontecimientos. "Son anarquistas, están a la espera para sumarse al follón", explicaba uno de los trabajadores del hotel.
Las calles del centro están cortadas. Los destellos de las bombas molotov iluminaban brevemente a los policías, hasta extinguirse como ascuas sobre la calzada. Los jóvenes proferían insultos y los agentes cargaban contra ellos.
Muchos griegos están seguros de que sólo una ínfima parte de los que participan en los disturbios actúa por razones políticas. El resto, afirman dos vecinos que han bajado a "rescatar" el contenedor de su portal, "son delincuentes, gente con ganas de bronca. No hay más que ver cómo han quedado las tiendas de Stadiu o de Panespistimiu [dos de las principales arterias comerciales de Atenas] para darse cuenta de que buscan otras cosas", se quejan.
De madrugada, nuevos brotes de violencia rodean el hotel Meliá Athens. Los protagonizan chavales con gorras de béisbol, medio embozados. Son los únicos dueños de unas calles inusitadamente vacías. Si sólo un cataclismo sería capaz de vaciar las calles de Atenas, inmersas en un atasco perpetuo, lo peor ya ha ocurrido.
Altercados similares se repitieron ayer en al menos 10 ciudades, como Tesalónica (donde se registraron pillajes), Larisa, Patras y Trikala, y en las islas de Creta y Corfú. En la capital, fueron atacadas 13 comisarías de policía.
La muerte de Alexandros Grigoropoulos, un estudiante de 15 años, el sábado, ha sido el detonante de estas protestas, pero los últimos 18 meses han estado marcados por el descontento popular y la violencia callejera.
"No vamos a tolerar que un trágico incidente [la muerte del joven el sábado] derive en actos inaceptables y peligrosos", advirtió en la tarde de ayer el primer ministro, Costas Karamanlis, en un discurso televisado en el que llamó a la calma. Poco después, y de forma pacífica, miles de ciudadanos salieron a las calles en cinco manifestaciones convocadas por el principal partido de la oposición, el Pasok (socialista), y por el Partido Comunista de Grecia.
Para mañana, los sindicatos han convocado una huelga general de 24 horas, que amenaza con paralizar el país, contra la reforma del sistema de pensiones y otras medidas del Gobierno para hacer frente a la crisis económica. Estas protestas están consideradas como las peores desde el levantamiento estudiantil contra la dictadura militar en 1973.
La capacidad de maniobra del Gobierno es muy limitada. Con sólo un diputado más en el Parlamento que la oposición, los analistas están convencidos de que el partido en el poder (Nueva Democracia) se verá abocado a convocar elecciones anticipadas en 2009 si las protestas se alargan.
Un policía fue detenido el domingo como autor del asesinato. Según su versión, estaba patrullando con un compañero por Exarchia, uno de los barrios más reivindicativos y violentos de Atenas, cuando su coche fue atacado por 30 encapuchados, armados con piedras y bombas incendiarias. El policía asegura que disparó al aire, pero varios testigos han declarado que disparó contra el estudiante a sangre fría.
La víctima
- El ateniense Alexandros Grigoropoulos, de 15 años, murió en un hospital de la capital griega el sábado por la noche tras recibir un disparo en el tórax. El autor fue un policía de 37 años, que el domingo fue detenido y acusado formalmente de asesinato.
- Los compañeros de colegio del adolescente, en la capital griega, le describen como un chico tranquilo que no se metía en líos y no tenía ninguna relación con los radicales, según el diario Ta Nea.
- Los padres de Alexandros han encargado una autopsia independiente.
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