Cuba recuerda la necesidad de fijar las condiciones previas al diálogo con la UE
Campaña de exiliados para que EE UU suspenda temporalmente el embargo
El ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Felipe Pérez Roque, afirmó ayer que su Gobierno ha aceptado el diálogo político con la Unión Europea (UE), pero que está pendiente un "acuerdo formal" sobre el marco, las modalidades y los principios en los que se basarán las conversaciones. "Aceptamos esa propuesta de diálogo, pero hay que discutir primero y llegar a un acuerdo formal entre la UE y Cuba de cuál es el marco, cuáles son las modalidades y sobre qué principios se basa ese diálogo", indicó Pérez Roque en una conferencia de prensa.
El ministro agregó que ese diálogo "en ningún caso puede ser el intento de una parte de actuar de tutor de la otra", sino un "intercambio entre iguales que Cuba está dispuesto a enfrentar y considera útil". La UE levantó en junio pasado las sanciones diplomáticas al régimen cubano, impuestas en 2003 tras la condena de 75 disidentes en juicios sumarísimos, y ofreció un diálogo incondicional sobre asuntos de interés mutuo para mejorar la situación política y de los derechos humanos en la isla.
Las sanciones estaban suspendidas desde 2005 y se limitaban a restringir las visitas oficiales a Cuba y a invitar a opositores a las recepciones de las Embajadas europeas en la Habana. Pérez Roque afirmó que para Cuba el diálogo debe darse "en calidad de iguales", con respeto a la "independencia" de los Estados y al "principio de no injerencia en los asuntos internos". Y añadió que Cuba está dispuesta a "considerar" la recepción de la ayuda humanitaria que la UE pueda ofrecer tras el paso devastador de los huracanes Ike y Gustav por la isla.
Esos ciclones, que azotaron Cuba entre el 30 de agosto y el 9 de septiembre, han dejado medio millón de viviendas destruidas o dañadas, cientos de miles de hectáreas de cultivo arrasadas, severos daños en las infraestructuras y, en conjunto, pérdidas calculadas oficialmente en unos 3.500 millones de euros. Tras el paso de los huracanes, la Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA), una de las principales organizaciones del exilio en Miami, inició ayer una campaña para que el Congreso estadounidense suspenda de modo temporal las restricciones a los viajes y el envío de dinero a Cuba. La moratoria de varios meses que solicitan éste y otros grupos del exilio cubano pretende facilitar la ayuda directa a familiares y damnificados en la isla tras el paso de los ciclones.
La FNCA obtuvo una "licencia adicional", otorgada por el Departmento del Tesoro, que les permite enviar directamente remesas de hasta un máximo de 250.000 dólares a la isla. Sólo dos días después de ponerse en marcha el programa (el 10 de septiembre) se había cubierto la cantidad permitida, por lo que la FNCA solicitó el lunes una ampliación y está a la espera de que el Gobierno se la conceda.
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