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La carrera hacia la Casa Blanca

Clinton exige la vicepresidencia

La senadora reclama que sus 18 millones de votantes "sean escuchados"

Antonio Caño

Barack Obama trataba ayer de responder a los primeros ataques de su rival republicano, John McCain, con un ojo puesto en la que todavía es un obstáculo serio en su camino a la Casa Blanca, Hillary Clinton, que ahora exige la vicepresidencia.

[La cadena de televisión ABC y otros medios estadounidenses anunciaron anoche que Clinton abandonará la campaña mañana, viernes. Su equipo confirmó entrada la madrugada, informa Reuters, que la senadora dará su apoyo a Obama y "a la unidad del Partido Demócrata" en un acto en Washington].

Desde el fin de semana, Obama ha tratado de concertar una cita con Clinton
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Clinton ofrecerá su apoyo a Obama

"¿Qué quiere Hillary?", se preguntó a sí misma la ex primera dama el martes por la noche en su discurso en Nueva York. "Quiero", respondió, "que los 18 millones de estadounidenses que votaron por mí sean respetados, sean escuchados y no vuelvan a ser invisibles". En otras palabras, según reconocen fuentes próximas a su candidatura, quiere ser parte del ticket presidencial demócrata.

Portavoces de la campaña de Obama han asegurado a la prensa que, desde el pasado fin de semana, el senador de Illinois ha tratado en dos ocasiones sin éxito de concertar una cita con Clinton. La senadora parece estar calibrando sus fuerzas y estudiando una estrategia antes de aceptar ese encuentro.

Por el momento, se mantienen contactos discretos entre niveles inferiores de ambas campañas, mientras que las principales voces que han acompañado a Clinton en estos meses se pasean por las televisiones defendiendo la necesidad de una candidatura conjunta para garantizar la unidad del Partido Demócrata.

"Creo que a muchos de sus partidarios les gustaría verla en el ticket", manifestó ayer el presidente de la campaña de Clinton, Terry McAuliffe. Robert Gibbs, portavoz de la campaña de Obama, aseguró que "no hay ningún acuerdo en marcha", pero que, "evidentemente, Hillary ha acumulado un número considerable de votos en estas primarias y nosotros queremos asegurarnos de que contamos ahora con esos votos".

Clinton ha acumulado, en efecto, méritos suficientes como para reclamar ahora el respeto que Obama le ha mostrado ya -"yo soy mejor candidato por haber tenido el honor de competir con Hillary Rodham Clinton", dijo el martes, entre una larga lista de elogios-. Clinton ha ganado nueve de las 14 últimas primarias, 500 de los últimos 900 delegados. Eso demuestra lo buena candidata que ha sido hasta el último día.

Pero, para los responsables de su campaña, demuestra algo más: que Obama no puede ganar sin ella y que la tiene que incluir en el ticket. Los seguidores de Clinton aluden constantemente al ejemplo John Kennedy-Lyndon Johnson, cuando el primero acabó aceptando al segundo, al que odiaba, como vicepresidente para garantizarse los votos de los demócratas del sur.

Clinton argumenta ahora que, sin ella, Obama no podrá contar en las elecciones de noviembre con los votos de las mujeres mayores y los trabajadores blancos del Este y el Medio Oeste, los dos grupos que le han sido más fieles durante este proceso de primarias.

La candidatura de Obama, consciente de la carga que supone la presencia de Clinton en su ticket, se resiste a aceptarla y cree que existen muchos posibles compañeros de viaje que pueden complementar al joven senador frente a McCain. Pero no se trata de un asunto fácil de cerrar. Técnicamente, la elección de vicepresidente es la primera gran decisión que tiene que tomar un candidato y es de su exclusiva competencia. La realidad es que es el fruto de múltiples y complejos cálculos políticos.

Bill y Hillary Clinton llegan al acto de campaña del martes pasado en Nueva York.
Bill y Hillary Clinton llegan al acto de campaña del martes pasado en Nueva York.EFE

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