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China abre una nueva vía diplomática en Europa

Pekín asegura el rescate de su principal cliente comercial

La gira europea que el viceprimer ministro chino, Li Keqiang, comenzó el martes pasado en España, con escalas en Alemania y Reino Unido, ha puesto de manifiesto el interés de la segunda economía del mundo por estrechar sus ya buenas relaciones con el Viejo Continente. Pekín ha llegado con la cartera abierta pero también con demandas en el zurrón. El viaje se produce en un momento sensible, con una Europa herida por la crisis, el euro castigado y los mercados revueltos.

Li, que se prevé que ascienda a primer ministro en marzo de 2013, ha lanzado un claro mensaje de apoyo a la economía europea. "La puerta de China siempre permanecerá abierta al mundo y el desarrollo de China brindará enormes oportunidades de colaboración para todos los países europeos", escribió en una tribuna publicada el lunes en este periódico. "El apoyo de China a las medidas de estabilización financiera de la UE y su ayuda a determinados países para afrontar la crisis de deuda soberana contribuyen a promover la recuperación económica", aseguró en el diario alemán Süddeutsche Zeitung.

Li Keqiang llega con la cartera abierta, pero también con muchas demandas

Los hechos siguieron a las palabras. Li anunció en Madrid la disposición de su país a comprar tanta deuda española como griega y portuguesa juntas; es decir, unos 6.000 millones de euros. Una operación que se enmarca en el deseo del país asiático de diversificar sus inversiones, especialmente dependientes de Estados Unidos. China tiene las mayores reservas de divisas del mundo -2,64 billones de dólares, (dos billones de euros)-, una gran parte de ellas -unos 907.000 millones de dólares- en bonos del Tesoro estadounidense. Además, durante la estancia de Li en España, fueron firmados contratos entre los dos países por valor de 5.650 millones de euros. El voto de confianza chino no es gratuito. Según los analistas, estabilizar la economía europea va en el propio interés del país asiático, ya que la UE es el primer destino de sus exportaciones, de las cuales depende en buena medida su economía.

China, además, está preocupada por lo que considera el creciente proteccionismo comercial europeo, y quiere que la UE la reconozca como una economía de mercado. Esta designación haría a Pekín menos vulnerable a procedimientos antidumping bajo las reglas de la Organización Mundial del Comercio. También pretende que sean levantadas las restricciones a la exportación al país asiático de productos de alta tecnología y se ponga fin al embargo de armas impuesto a causa de la matanza de Tiananmen, en 1989.

La crisis y el hambre europea por inversiones directas extranjeras que creen puestos de trabajo ofrecen, al mismo tiempo, un escenario ideal para las multinacionales chinas, que en los últimos años han recibido claras instrucciones del Gobierno para que potencien su presencia internacional y se implanten en el exterior.

Li Keqiang está ofreciendo el músculo financiero chino para ayudar a Europa, a cambio de mejores relaciones económicas, así como de tecnología y mercados más abiertos. Otras demandas políticas, como las relacionadas con las críticas europeas a la situación de los derechos humanos en China o el apoyo al líder tibetano Dalai Lama, no son tan explícitas, pero van en el paquete. Claro que no siempre van a encontrar eco.

Ayer mismo la canciller alemana, Angela Merkel, planteó a Li el tema de los derechos humanos en la entrevista que sostuvieron, antes de que el dirigente chino se reuniera con representantes de varias empresas. Además, el Gobierno alemán ha pedido a China que revise las restricciones a las exportaciones de minerales raros que se emplean en productos de alta tecnología.

Angela Merkel y Li Keqiang, ayer en la cancillería de Berlín.
Angela Merkel y Li Keqiang, ayer en la cancillería de Berlín.AFP

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