Guerra de espías entre Londres y La Habana
Londres y La Habana se hallan inmersas en un incidente diplomático con implicación de servicios secretos cuyo primer capítulo concluyó ayer con la salida del país del embajador cubano y del tercer secretario de la misión en el Reino Unido, quien el día anterior disparó contra un grupo de perseguidores. Cuba dice que el herido por los disparos es un desertor que trabaja para la Agencia Central de Inteligencia (CIA), mientras fuentes policiales británicas reconocen que es un agente de seguridad, probablemente relacionado con el servicio secreto (MI5).
El embajador, Óscar Fernandez Mell, y el secretario, Carlos Medina, no esperaron a que se cumpliera el plazo para acatar la orden de expulsión dada por el Gobierno británico como medida disciplinaria por el tiroteo de la víspera, y salieron ayer para La Habana.Scotland Yard hizo pesquisas sobre el incidente y anunció ayer que daba el caso por cerrado, una vez comprobado que el hombre herido por los disparos de Medina, cuya identidad no quiso revelar, "no supone ninguna amenaza para nadie".
El diplomático alegó que tuvo que disparar cinco veces contra un grupo de perseguidores porque temía por su vida. El incidente se produjo en la calle, junto a la vivienda del secretario, en la zona de Bayswater, a escasa distancia de Hyde Park, y provocó escenas de pánico entre los transeuntes.
La versión oficial cubana del misterioso suceso es que Medina fue abordado en tono amenzador por un antiguo funcionario pasado a la CIA, Florentino Azpillaga, a quien acompañaban tres hombres y una mujer. Azpillaga le pidió que desertara y Medina replicó abriendo fuego e hiriéndole. Esta versión y la acusación cubana de que Londres y Washington han actuado en connivencia contra uno de sus diplomáticos no recibió ningún comentario por parte del Foreign Office.
Fuentes policiales reconocieron que el herido es un agente encargado de vigilar los movimientos del agregado comercial cubano, pero no determinaron si es la misma persona identificada por los cubanos. En Londres se considera poco probable que el agente está al servicio de una potencia extanjera y se recuerda la práctica habitual del MI5 de seguir las actividades de los diplomáticos de países socialistas.
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