Bush: "Es el momento de la verdad"
La cumbre de Azores dio ayer un doble ultimátum: a los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, para que aprueben hoy mismo una resolución que incluya la advertencia a Irak de un empleo inmediato de la fuerza, y al régimen de Sadam Husein, para que se desarme en cualquier caso, ya que, si no lo hace, los aliados intervendrán militarmente en su país aunque la nueva resolución no sea aprobada.
Tan clara es la decisión de lograr el desarme de Husein por la fuerza que la declaración sobre Irak aprobada anoche en la base militar de Lajes, en la isla de Terceira, por George W. Bush, Tony Blair y José María Aznar se refiere sobre todo a la reconstrucción de Irak, un proceso en el que los tres aliados quisieran implicar a la ONU, pase lo que pase hoy.
Los tres líderes dan en Azores un ultimátum a la ONU para que autorice el uso de la fuerza
Aznar no se pronuncia sobre la contribución militar española en el conflicto
Bush, Blair y Aznar consideran que la 1.441 prevé el uso de medios militares
El presidente de EE UU dice que el exilio inmediato de Sadam evitaría la guerra
Por lo que se refiere al desarrollo de la crisis, la vía de la ONU puede considerarse, de hecho, cerrada, y el llamamiento a los 15 miembros del Consejo de Seguridad para que reflexionen todavía hoy sobre las consecuencias de su oposición a la resolución patrocinada por Estados Unidos, Reino Unido y España parece un recurso dialéctico para que Blair pueda argumentar ante su oposición interna que ha agotado toda las vías diplomáticas. Fuentes gubernamentales españolas explicaron ayer, en el viaje a Azores, que la vía de la ONU está bloqueada y que no tiene sentido insistir para que el Consejo de Seguridad apruebe la nueva resolución. La reunión no sancionó esa posición, ya que pospuso el veredicto hasta hoy. Pero caben pocas dudas de cuál será la salida.
"Mañana es el momento de la verdad para el mundo", advirtió Bush, que, como es habitual, tachó a Sadam Husein de "dictador muy cruel" y "mass murderer dotado de armas de destrucción masiva", antes de afirmar que "el pueblo iraquí tiene derecho a ser salvado, lo que no marcará el fin, sino el principio de una relación" a la que su alianza aportará ayuda humanitaria. El presidente recalcó que se "buscarán enseguida" nuevas resoluciones de la ONU para la reconstrucción de Irak.
Según fuentes españolas, tras el previsible fracaso del último intento que se hará hoy por obtener el apoyo del Consejo de Seguridad a la segunda resolución, probablemente no habrá ni siquiera un nuevo ultimátum formal a Sadam. Los tres líderes reunidos ayer no quieren definir un plazo, pues consideran que la resolución 1.441, aprobada en noviembre, ya legaliza la intervención militar. Agotada la diplomacia, entienden que tienen manos libres, y Bush respondió ayer "así es" a un periodista que le preguntó si hoy se cerraría la ventanilla diplomática.
La visión oficial, en palabras de un alto funcionario español, es que "a Sadam le bastarían seis horas para acreditar que va a cumplir". Probablemente, la acción bélica, que en el texto del borrador de resolución fallido tenía como plazo de partida la fecha de hoy, 17 de marzo, tardará algunas horas más en desatarse.
"Haremos un último esfuerzo para ver si es posible lograr el consenso en el poco tiempo que queda, pero ha llegado el momento de decidir", reconoció un atribulado Blair, que se juega su permanencia en el Gobierno por implicar al Reino Unido en la guerra en estas circunstancias.
Última oportunidad
"Si Sadam Husein quiere desarmarse, puede todavía hacerlo, nadie se lo impedirá", afirmó Aznar, que recordó que se había anunciado que esta cumbre de Azores no formularía una declaración de guerra y que, de hecho, lo que se estaba formulado ayer era, de nuevo, "la última oportunidad para la paz expresada en la resolución 1.441 y también el último esfuerzo" para culminar la búsqueda de consensos de las últimas semanas.
"Sadam Husein puede desarmarse o puede marcharse de Irak. Así evitaría el uso de la fuerza", dijo Bush. Pero el hecho es que la declaración sobre Irak aprobada ayer indica que están ya muy avanzados los proyectos para la posguerra. "Combatiremos el terrorismo en todas sus formas. Irak no debe volver a ser refugio de terroristas", se dice, por ejemplo, en un texto que también habla del futuro político del país y del petróleo.
[Desde Bagdad, Sadam Husein advirtió ayer de que si su país es atacado, se extenderá la guerra por todo el mundo, "en el cielo, en la tierra y en el mar", informa France Presse. Sadam hizo esta advertencia durante una reunión con los altos mandos del Ejército iraquí. "Cuando el enemigo comience una batalla a gran escala, deberá darse cuenta de que, para nosotros, será una batalla abierta; en el cielo, en la tierra, en el mar, en el mundo entero", afirmó Sadam].
"Contemplamos un Irak unificado", afirma la declaración frente a eventuales tentaciones secesionistas kurdas. "Apoyaremos las aspiraciones del pueblo iraquí de tener un Gobierno representativo que garantice el respeto de los derechos humanos y el Estado de derecho", añade. Los tres se comprometen, además, a "evitar y reparar los daños causados por el régimen de Sadam Husein a los recursos patrimoniales de Irak" y a protegerlos "como un activo nacional de y para el pueblo iraquí".
Tras firmar estas intenciones, que remiten al marco natural de una guerra, Aznar no respondió a la pregunta de cuál será la participación militar española en el conflicto. Fuentes gubernamentales explicaron ayer que la "alianza política" relativa a la crisis de Irak "ya está formada de hecho" desde hace meses, con lo que no hay duda de que España pertenece a ella como miembro destacado. Los detalles militares, en cambio, añaden las fuentes, se concretarán en los próximos días. Aznar solicitó anoche comparecer el martes ante el pleno del Congreso para explicar los últimos desarrollos de la crisis.
Los reunidos en Terceira, y especialmente Bush, no se privaron de dar su visión sobre por qué la ONU no logra una posición única en este tema. "Yo soy el que dijo que la ONU tenía que votar en cualquier caso. Y un país votó, Francia, que mostró sus cartas y luego dijo que no apoyaría ninguna resolución que apruebe el uso de la fuerza", afirmó.
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