La Asamblea de Bolivia reanuda sus sesiones sin la oposición y en medio de graves disturbios
La Constituyente dispone sólo de tres semanas para entregar la nueva Carta Magna, pero hasta ahora no ha aprobado ni una sola línea del texto
La Asamblea Constituyente de Bolivia ha reanudado este viernes sus sesiones, suspendidas hace tres meses, en un cuartel de Sucre, sin la oposición y en medio de disturbios y choques de policías con manifestantes que han dejado varios heridos. A la sesión de la Constituyente, con la que el presidente Evo Morales pretende "refundar Bolivia", han asistido 145 de los 255 asambleístas elegidos en 2006, todos oficialistas o aliados.
La Asamblea ha reanudado deliberaciones en medio de protestas de sucrenses, encabezada por universitarios que levantaron barricadas, se enfrentaron a la policía y encendieron fogatas ante el teatro Gran Mariscal, sede oficial del foro, donde en las próximas horas prevén reunirse los constituyentes de la oposición. Los opositores rechazan la sesión de la mayoría oficialista por celebrarse en un cuartel militar y por la agenda programada, que no incluyó el debate sobre la sede del Gobierno y el parlamento, como habían acordado el sábado delegados del foro y de Sucre, capital oficial pero no efectiva del país.
Disturbios en Sucre
La Asamblea tiene hasta el 14 de diciembre para entregar una nueva constitución y estuvo paralizada por más tres meses por permanentes disturbios causados por el reclamo sucrense de ser la sede de los poderes ejecutivo y legislativo, que están en La Paz. La presidenta de la Asamblea, la quechua Silvia Lazarte, del partido de Morales, el Movimiento al Socialismo (MAS), ha asegurado que la sesión se produce sin "importar las críticas", porque solo le preocupa "entregar al pueblo una nueva Constitución".
Después de varios fracasos en las últimas semanas, la Asamblea ha reanudado las sesiones protegida por policías antidisturbios y cientos de campesinos del MAS desplazados desde La Paz y El Alto, feudos políticos de Morales.
En el centro de Sucre se han registrado enfrentamientos entre policías y manifestantes que dejaron al menos cuatro heridos, aunque algunos medios informativos hablan de una cantidad mayor. Durante la mañana, miles de sucrenses convirtieron la capital histórica de Bolivia en una campo de batalla para protestar contra la reanudación de las sesiones del foro sin acuerdo con la oposición y sin incluir el tema de la capital en su agenda.
El cabildo, una asamblea popular habitual en Bolivia, fue convocado en medio del repique de campanas de las iglesias de esta pequeña ciudad colonial, para tomar "medidas radicales" contra la Asamblea, según decían los manifestantes. Los enfrentamientos comenzaron tras el cabildo, cuando un grupo de estudiantes alertó que funcionarios protegidos por policías estaban retirando computadoras y documentación del Teatro Gran Mariscal, sede oficial de la Constituyente.
Tres meses de plazo
Luego grupos de universitarios más numerosos se enfrentaron a la policía, que respondió con gases lacrimógenos y cargas. Al enfrentamiento se sumaron participantes en el cabildo y pronto derivó en una batalla campal, en la que los sucrenses, con piedras, hicieron retroceder a los policías, que también se emplearon con contundencia, lanzando gases y disparando balines de goma.
Desde mediados de agosto la Asamblea ha fracasado nueve veces en su intento de realizar sesiones en el teatro Gran Mariscal debido a las movilizaciones sucrenses, muchas de ellas violentas. A la Constituyente le quedan tres semanas de plazo para entregar la nueva constitución, pero desde hace más de quince meses no ha aprobado ni una sola línea del texto. En sectores del oficialismo se habla de ampliar su periodo de deliberaciones, pero la oposición rechaza esa posibilidad.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.