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Asaltado el palacio de Obiang en Malabo

La guardia presidencial repele el ataque de 20 hombres que llegaron en lanchas - El Gobierno ecuatoguineano acusa a la guerrilla del delta del Níger de la operación

Oriol Güell

Guinea Ecuatorial sufrió ayer un desconcertante ataque contra el palacio presidencial, máximo símbolo de poder de un país tan rico en petróleo como criticado por su régimen dictatorial y la desigualdad económica que sufren sus 600.000 habitantes. Una veintena de personas, fuertemente armadas y llegadas a bordo de tres lanchas, desembarcaron de madrugada en la capital, Malabo, e intentaron sin éxito asaltar la residencia de Teodoro Obiang, que no dormía allí ya que se encontraba en Bata, en la parte continental del país.

La guardia presidencial, formada por extranjeros, repelió el asalto, en el que murieron uno de sus miembros y un atacante, según el Gobierno ecuatoguineano. También fallecieron "un número desconocido de terroristas cuya embarcación fue hundida y que se hallan sumergidos", según informó anoche por teléfono el ministro de Información, Cultura y Turismo, Jerónimo Osa Osa Ecoro. Éste añadió que "15 asaltantes han sido detenidos y están siendo interrogados para conocer de dónde procedían y sus objetivos". El resto del grupo logró huir de Malabo a bordo de una de las lanchas.

Guinea reconoce dos muertos y 15 detenidos tras la refriega

El Gobierno de Malabo atribuye el ataque a "rebeldes terroristas del delta", en referencia al Movimiento de Emancipación del Delta del Níger (MEDN), que opera en Nigeria. El único partido legal de la oposición, Convergencia para la Democracia Social (CPDS), coincide con el Gobierno en que el ataque "ha sido un acto de delincuencia del MEDN", afirma Celestino Bakale. Éste considera que el ataque "no tiene tintes políticos, pero perjudica a los sectores democráticos del país ya que permite a Obiang presentarse como víctima y negarse a cualquier proceso de apertura del régimen".

Bakale admitió, sin embargo, su sorpresa por el objetivo del ataque. "Es extraño que atacaran el palacio si querían dinero. La única explicación es que dieran credibilidad a los rumores de que Obiang guarda en su residencia grandes cantidades de dinero". El Gobierno descartó este extremo y se limitó a señalar que "en la residencia de cualquier jefe de Estado hay objetos de valor".

El MEDN, por su parte, negó cualquier implicación con los hechos. Este grupo ya fue acusado en diciembre de 2007 de otro ataque relámpago en Bata, también con lanchas, que logró hacerse con un botín millonario en dos bancos de la ciudad.

El ataque empezó sobre las tres de la madrugada (Guinea y España comparten franja horaria) y marcó el inicio de un intenso tiroteo que duró más de tres horas y se extendió a varios barrios de Malabo. Según la oposición, una embarcación fue abandonada por los atacantes, que se dispersaron por barrios cercanos al palacio presidencial como el de Elá Nguema, lo que explicaría la duración de los tiroteos y que la capital amaneciera tomada por patrullas de las fuerzas de seguridad.

Pese a ello, el Gobierno lanzó por la mañana un mensaje de tranquilidad. "La situación está controlada y animamos a la gente a reemprender sus actividades", afirmó Osa Osa Ecoro. El primer ministro, Ignacio Milam, suspendió sin embargo un viaje previsto a Doha (Qatar).

Un ciudadano español que dirige un equipo de cooperación en Malabo desde hace una década, que pidió el anonimato por razones de seguridad, confirmó sin embargo que la capital era ayer una "ciudad muerta". "Desde primera hora de la mañana hemos dado orden a nuestros trabajadores de que se queden en casa. Los comercios no han abierto y los niños no han ido a las escuelas. Las calles están tomadas por las fuerzas de seguridad", informó a las tres de la tarde.

En su opinión, basada en decenas de llamadas a sus contactos en el país, "la tensión se mantendrá hasta que el Gobierno localice a todos los atacantes que teme que queden dispersos por Malabo".

Los datos macroeconómicos de Guinea son un caso ilustrativo de lo tramposas que pueden ser las estadísticas. Con una producción de medio millón de barriles de petróleo al día y una renta per cápita que supera los 10.000 euros (datos del Banco Mundial de 2007), el 80% de los guineanos vive con menos de 200 euros al mes y la cooperación internacional debe suplir las graves carencias en educación y salud. Es el resultado de un régimen dictatorial en el que Obiang, que gobierna desde 1979, rozó el 100% de los votos en las elecciones del pasado mayo. Transparencia Internacional considera que el país es el noveno más corrupto del mundo.

El asaltante muerto durante el ataque al palacio presidencial de Malabo, en una imagen facilitada por el Gobierno de Guinea Ecuatorial.
El asaltante muerto durante el ataque al palacio presidencial de Malabo, en una imagen facilitada por el Gobierno de Guinea Ecuatorial.EFE

La milicia del petróleo

Más de dos millones de barriles exportados al día y casi 20 millones de personas viviendo en la más absoluta pobreza y en un medio ambiente contaminado. Es el contexto en el que hace tres años surgió el Movimiento de Emancipación del Delta del Níger (MEDN), grupo armado que opera en esta zona de Nigeria y que asegura luchar para que los habitantes de la zona participen de la riqueza que se acumula bajo sus pies. Más conocido por los secuestros de trabajadores de petroleras internacionales, el grupo ha sido acusado por Nigeria de no ser más que una suma de grupos de bandidos aislados sin otro objetivo común que enriquecerse.

Un estudio del centro de pensamiento estadounidense Council of Foreign Relations, coincide en que el MEDN mantiene una estructura "altamente descentralizada", pero reconoce el elevado apoyo popular que recibe en muchas zonas del delta y que éste se justifica por la sangrante situación socioeconómica que vive la zona.

El ataque de ayer no es el primero que se atribuye al grupo fuera de Nigeria: el Gobierno de Guinea ya le acusó del asalto a dos bancos en la ciudad de Bata en diciembre de 2007. Pero el éxito de ese ataque (botín millonario y sin bajas ni evidencias demostrables) impidió a Malabo probar sus acusaciones.

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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