"Ahora me toca hacer de padre, de tío y de abuelo....."
Un hermano de la fallecida está preocupado por los hijos de la pareja
Las hijas del matrimonio español muerto en el terremoto de Haití, María Jesús Plaza Marchante e Ives Baltroni, no quieren abandonar el país caribeño a menos que puedan llevarse los cuerpos, según explicó ayer José Carlos, hermano de la fallecida. "Es un momento terrible para mí y para la familia. Especialmente para mis sobrinas Alexandra, Estefanía y María José, que me han dicho por teléfono que no se volverán si no es con sus padres, aunque tengan antes que incinerarlos", relata José Carlos, que asegura que está preocupado por la mediana de las niñas: "Tiene una insuficiencia renal y lleva varios días sin tomar medicación. Por eso es urgente su repatriación. Espero que el Gobierno acelere los trámites ya que necesita los medicamentos lo antes posible".
La noticia golpeó de forma directa a una familia del barrio del Rosario de la madrileña localidad de Torrejón de Ardoz, que tiene un importante colectivo de inmigrantes. Pese a que los dos fallecidos eran de nacionalidad española, Ives era de origen haitiano. En una vivienda de apenas 90 metros cuadrados vivían siete personas. La abuela, María Jesús, convivía con los fallecidos, otras dos hijas y dos nietas.
"Ahora mismo lo único que queremos es tener noticias de la mayor de mis sobrinas, que está en Haití pero no sabemos dónde, ya que no tenemos contacto telefónico", se lamenta José Carlos, que ayer ejerció de portavoz de la familia leyendo una carta a los medios de comunicación para que respeten a su madre, "que lo está pasando muy mal". Este hombre aseguró, además, que si hubiera podido viajar a Haití lo hubiera hecho, ya que su sobrina "pudo subirse al avión de los bomberos".
Para ejemplificar su sufrimiento explicó que tras el fallecimiento de su hermana y de su cuñado, es el único hombre de la familia: "Ahora me toca hacer de padre de tío y de abuelo". María Jesús Plaza y Ives Baltroni se desplazaron a Puerto Príncipe en junio pasado para atender unos asuntos familiares, que podrían estar relacionados con una herencia, aunque Amaro, vecino de los fallecidos asegura que antes de salir de viaje le había dicho que tenía intención de montar un negocio en la isla. "Ella trabajaba en el aeropuerto de Torrejón y él en una empresa de transportes. Era un matrimonio muy normal y muy querido por los vecinos. Yo me sentí horrorizado cuando me enteré de su muerte", relata Amaro. Dos de sus hijas acudieron a Puerto Príncipe hace un mes a ver a sus padres, por lo que el terremoto les sorprendió en la isla.
"Para mí ha sido un golpe terrible. Parece increíble como algo que pasa a miles de kilómetros de casa te puede afectar tan de cerca", se lamenta Félix Barba, quien explica que el fallecido era el padrino de sus hijos.
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