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Rajoy se reúne con los banqueros para preparar sus primeras medidas

Las visitas de Rato, González y Fainé guardan relación con la cumbre de la UE

Carlos E. Cué

La agenda pública de Mariano Rajoy está totalmente despejada. Pero eso no quiere decir que no esté trabajando. El líder del PP ha decidido desaparecer para los ciudadanos, que no han escuchado su voz desde la noche del domingo, pero no para las personas más poderosas del país. En sus primeros días como vencedor absoluto de las elecciones, Rajoy ha decidido llamar a su despacho al menos a tres de los principales ejecutivos de banca del país, con los que mantiene hace tiempo una estrecha relación: Rodrigo Rato (Bankia), Francisco González (BBVA) e Isidre Fainé (La Caixa). Es posible que haya más, porque el secretismo es total y el PP no informa oficialmente de estas reuniones, que se conocen por indiscreciones o porque los periodistas ven salir a los banqueros por la puerta de Génova.

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Pese a que las reuniones se producen en un momento delicadísimo de la economía española, Rajoy las trata como si fueran un asunto privado. Algunos dirigentes señalan que el líder está especialmente preocupado por la situación de los bancos. Ya habló mucho antes de la campaña electoral con estos y otros banqueros -mantiene una relación estrecha con Ángel Ron, del Popular, gallego como él y como González, mientras que sus contactos con Emilio Botín, más unido a Zapatero, son escasos-.

Rajoy ha querido verse con los banqueros antes que con ningún dirigente político de otro partido o con los presidentes autonómicos, con los que sí está hablando por teléfono, incluido Artur Mas e Iñigo Urkullu.

El líder del PP ha analizado así con los banqueros, antes que con otros, la situación económica y las primeras medidas que tendrá que tomar el nuevo Gobierno cuando se constituya, previsiblemente antes de Nochebuena. También se vio con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, el miércoles en La Moncloa, pero fiel a su estilo, el líder del PP no quiso que hubiera ni siquiera una foto de ese encuentro y mucho menos una rueda de prensa. No ofrece ninguna desde el día en que se convocaron las elecciones, hace más de dos meses.

Fuentes cercanas al líder explican que esta decisión de empezar por los banqueros antes que los políticos tiene que ver con lo que consideran más urgente, esto es, las decisiones para resolver la crisis financiera que se tomarán en la cumbre de Bruselas el 9 de diciembre. Rajoy quiere conocer su opinión sobre la posición que debería tener España en esa cumbre, explican los suyos. Y así poder después consensuarla con Zapatero, que es quien representará a España en esa cita, en una reunión en La Moncloa antes de la cumbre. La posición de Rajoy sobre la crisis financiera específica española, en la que ha caído otro banco como el de Valencia, controlado por un expolítico del PP como José Luis Olivas, no es favorable a la idea del banco malo -que el Estado asuma los activos con problemas- y sí más bien a nuevas fusiones. Todos los que pasaron por su despacho son claves en estas cuestiones.

El líder del PP está muy preocupado por los datos que le llegan y salió aún más inquieto de La Moncloa, tras las informaciones que le trasladó Zapatero. Los dirigentes del PP que salen a los medios ya empiezan a difundir la idea de que los datos del déficit serán peores de lo esperado y por tanto los recortes mayores de los previstos. Pero el líder no suelta prenda. A lo máximo que ha llegado en estos tres días es a un escueto mensaje en su cuenta de Twitter ayer: "Agradezco vuest.felicitaciones y muestras de apoyo.Ahora trabajando intensamente en ntro.objetivo:crear empleo y luchar contra la crisis. MR".

Y sin embargo, la situación política y económica no para de moverse en Europa. Mientras el mercado de deuda sigue descontrolado, el presidente italiano, Mario Monti, movió ayer ficha y convocó en Estrasburgo a Angela Merkel y Nicolas Sarkozy. España, el otro de los cuatro grandes del euro, cuyo futuro parece muy unido al de Italia, no estuvo en esa cita. Rajoy ha hablado con los tres de Estrasburgo, y también con varios presidentes latinoamericanos.

Con Monti habló el martes. Pero Rajoy no es aún presidente, y no parece interesado en ofrecer la imagen de que ya está encima de estos asuntos. De hecho, el PP ni siquiera informa de las llamadas del líder. Es su estilo. La conversación con Merkel la explicó su portavoz desde Berlín. Lo mismo sucedió con la de Monti desde Roma. Y ayer con François Fillon, primer ministro francés. La información llegó desde París.

Mariano Rajoy habla con Isidre Fainé, presidente de La Caixa, en un acto en 2005 en Barcelona.
Mariano Rajoy habla con Isidre Fainé, presidente de La Caixa, en un acto en 2005 en Barcelona.VICENS GIMÉNEZ

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