Fabra sustituye al círculo íntimo de Camps en el Gobierno valenciano
El nuevo presidente aplaza los cambios de más calado hasta después del 20-N
El nuevo presidente del Gobierno valenciano, Alberto Fabra, ha comenzado a remover los cimientos del Palau de la Generalitat. Aunque la herencia del dimitido Francisco Camps sigue intacta y Fabra adquirió el compromiso de mantener a todos sus hombres en el cargo, en el entorno del presidente ya se perciben los primeros cambios.
Fabra ha prescindido en los últimos días de los colaboradores más directos del expresidente: la secretaria autonómica de Comunicación, Nuria Romeral, estrecha colaboradora de Camps, para quien construyó un muro de protección ante las informaciones sobre el caso Gürtel, y el jefe de gabinete, Pablo Landecho. Ambos habían puesto su cargo a disposición del nuevo jefe del Consell, y este no ha dejado pasar la oportunidad de colocar a personas de su confianza en esos puestos. También deja Presidencia la directora general de Organización, Henar Molinero.
El mandatario trata de ganarse a Alfonso Rus, jefe del partido en Valencia
El expresidente de la Diputación de Alicante busca recibir un cargo
Para construir su propio equipo, Fabra ha recurrido a personas con las que ha trabajado ya como alcalde de Castellón -como Esther Pastor, que llevará su agenda- o que conoce del partido -como es el caso de la nueva responsable de Comunicación, Paula Meseguer, periodista de Canal 9 que llegó al PP valenciano de la mano del exsecretario general Ricardo Costa-. Su jefe de gabinete será Jesús Lecha, que procede del equipo del exconsejero Vicente Rambla, imputado en el caso de la financiación irregular del PP.
Los cambios, sin embargo, no pasan de momento del círculo más directo del presidente. En el debate de investidura, Fabra proclamó que sus "principios" son los de Camps y asumió al completo el Gobierno nombrado por el expresidente un mes antes de que este dimitiera por la causa de los trajes de la trama Gürtel. Los consejeros elegidos por Camps desfilan estos días por el Palau de la Generalitat para reunirse con su nuevo jefe y exponerle las líneas de trabajo de sus respectivos departamentos. Fabra trata así de despejar la incertidumbre sobre el Gobierno.
Según fuentes del PP, no es previsible que Fabra remodele el Consell antes de las elecciones generales del próximo 20 de noviembre. No solo tiene que hacerse primero con las riendas de una Administración ahogada por las deudas y paralizada durante dos años y medio por el escándalo Gürtel. También ha tomado el relevo al frente del partido, donde la salida de Camps ha generado malestar e inquietud. Especialmente en el presidente provincial de Valencia, Alfonso Rus, que hizo ostentación de su enfado por no haber sido consultado por la dirección nacional del PP sobre la salida de Camps y la elección del sustituto.
Rus, que lidera la circunscripción provincial más numerosa del partido y es consciente de la debilidad de Fabra en la organización, ha querido hacer valer su poder para influir en el nuevo Gobierno y nutrirlo con gente de su confianza. Para calmar los ánimos, Fabra le recibió el miércoles en el Palau de la Generalitat y le aseguró que contará con su opinión para futuros nombramientos. Rus, a cambio, ha prometido "lealtad y trabajo" para ganar las elecciones del 20-N.
El presidente trata ahora de transmitir el mensaje de unidad y tranquilidad en el partido para afrontar la campaña electoral sin sobresaltos. Para ello, intenta también cerrar las heridas que produjo su antecesor en el PP alicantino y que han terminado con su líder, José Joaquín Ripoll, apuntado en el paro. El nuevo presidente ha insistido en que en el partido "caben todos los que quieran sumar". Sus declaraciones han devuelto a Ripoll la esperanza de ser designado para presidir la Autoridad Portuaria de Alicante o la Institución Ferial Alicantina, lo que evitaría que se convirtiera, como temen algunos en el PP, en "otro Álvarez Cascos".
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