Máxima alerta en 20 ciudades colombianas por amenazas
La policía descubre un coche bomba de las FARC
¿Limpieza social? Ésta es la inquietante duda que han dejado los panfletos que, desde febrero, han circulado por más de 20 ciudades de Colombia. Primero aparecieron en Medellín, en las barriadas populares que cuelgan de las montañas que rodean a esta ciudad, la segunda del país. En la capital, Bogotá, se entregan desde el viernes, también en las zonas más deprimidas.
Son amenazas explícitas, dirigidas a múltiples destinatarios. Desde prostitutas, drogadictos y delincuentes comunes hasta comerciantes, profesores y universitarios. El director de la Policía Nacional, el general Óscar Naranjo, dijo ayer que se trata de "una estrategia orquestada para crear zozobra", y aseguró que se protegerá a los amenazados en los anónimos.
Algunos de los panfletos llevan impresa la imagen de un hombre armado que lleva el rostro tapado. Sólo en dos ciudades de la región caribeña, Barranquilla y Sincelejo, están firmados. Los escritos que circulan en la primera ciudad aparecen suscritos por La Organización. En Sincelejo firma un supuesto comandante de las Águilas Negras, uno de los grupos que han surgido después de la desmovilización paramilitar, que opera en 153 municipios.
El jefe policial añadió que las investigaciones han descubierto que algunos de los panfletos, "que tienen una elaboración más sofisticada", son atribuidos a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). La guerrilla, según subrayó el general, había emprendido su campaña Marzo negro, que conmemora un año de la muerte de sus dos máximos dirigentes. Manuel Marulanda, Tirofijo, por un infarto el 26 de marzo de 2008, y su número dos, Luis Edgar Devia, Raúl Reyes, en un bombardeo ocurrido el 2 de ese mismo mes. La creación de otros de los escritos se relaciona con padres de familia que, angustiados por la venta de estupefacientes, inventaron los panfletos como estrategia para proteger a sus hijos.
No es la primera vez que esto ocurre. Así, con escritos amenazantes, anunciaban su llegada a distintas regiones los grupos paramilitares desmovilizados en un proceso que comenzó en 2004. Sus anuncios intimidatorios obligaban a los pobladores a recogerse en casa temprano en la noche. Igual ocurre ahora. Los nuevos escritos han generado una especie de toque de queda voluntario en las 20 ciudades; nadie se atreve a salir después de las diez de la noche.
En Bogotá, el Gobierno estudia el alcance de una denuncia que publicó el diario El Tiempo. Según una vecina del sur de la ciudad, un hombre pagó a niños para repartir los textos amenazantes.
Naranjo subrayó un hecho curioso. En los últimos años, siempre entre marzo y abril, se da en el país una oleada de estos escritos anónimos.
Para el general Orlando Páez, director de seguridad de la Policía, los panfletos entregados por las bandas criminales que operan en zonas de desmovilización paramilitar son parte de una estrategia de venganza. "La policía ha golpeado sus finanzas, se han confiscado bienes, y eso les ha molestado", explicó.
La amenaza para desestabilizar Colombia, un país que ha sido golpeado por la violencia, permanece latente. Un coche bomba preparado por las FARC para un supuesto atentado terrorista en Pasto, en el departamento fronterizo de Nariño (al suroeste del país), fue descubierto ayer, según informa Efe. El vehículo tenía 40 kilos de material explosivo y dispositivos para su detonación. Un presunto miliciano fue detenido junto al vehículo y la policía colombiana inmovilizó otro coche que, al parecer, también estaba destinado para un segundo atentado.
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