Latinoamérica saca la chequera
Los Gobiernos de la región anuncian inversiones y medidas contra la crisis
Hace un par de meses, los mandatarios latinoamericanos se ufanaban de estar a resguardo de la crisis económica. "¿Qué crisis? Pregúntele a [el presidente de EE UU, George W.] Bush" decía a mediados de septiembre el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, que poco después afirmó que, si bien la crisis era "un tsunami" para Estados Unidos, en su país sólo causaría "una olita".
Sin embargo, América Latina ya ha comenzado a acusar el descenso de las exportaciones ?el superávit comercial con EE UU se redujo un 23,6% en octubre? y la caída del precio del petróleo y de las materias primas, que abonaron el fuerte crecimiento de los últimos años. Ahora, la principal tarea de los Gobiernos de la región es evitar que la crisis en Estados Unidos y Europa acabe desencadenando un efecto mariposa en unos países que en muchos casos tienen economías poco diversificadas y se encuentran con grandes dificultades para conseguir financiación exterior.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) señaló el jueves, en la presentación de su balance preliminar de la economía de la región durante este año, que el ciclo de bonanza ha llegado a su fin este año y predijo una brusca caída del crecimiento, a un 1,9% desde un 4,6% previsto para el actual.
Los países latinoamericanos ya no se limitan a ver la crisis desde la barrera y han lanzado paquetes de medidas para combatirla. La duda es si serán efectivos, vistos los escasos resultados, hasta ahora, de los que han acometido EE UU y la UE a mucha mayor escala.
El Ejecutivo argentino presentó el pasado lunes el plan Obras para Todos los Argentinos, que prevé una inversión en infraestructuras de 32.600 millones de dólares hasta 2011, de los cuales 16.700 se gastarán en 2009, un año clave en el país suramericano, con unas elecciones parlamentarias que suponen toda una prueba para el Gobierno de Cristina Fernández.
Agobiado por crecientes problemas de financiación, reforzados por la mala calificación de su deuda ?Standard & Poor's y Fitch la han rebajado recientemente a B-, seis niveles por debajo del grado de inversión?, el Gobierno argentino trata de incrementar sus ingresos, tras el fracaso de su intento de aumentar las tasas sobre las exportaciones agrarias, que fracasó tras más de 100 días de protestas y una crisis en el campo que supuso un gran coste político para el peronismo oficialista.
Una polémica ley, aprobada la semana pasada, intenta incentivar el regreso de capitales en el exterior con un favorable tratamiento fiscal: sólo tendrían un gravamen de entre el 1% y 8% de impuesto, según el destino al que se dediquen esos fondos. La oposición denuncia que la ley penaliza a los que han mantenido sus fondos en el país y favorece el blanqueo de dinero.
Las medidas anticrisis también incluyen descuentos del 50% durante un año en las cotizaciones sociales para los empresarios que regularicen a sus trabajadores sin contrato.
La nacionalización de las Administradoras de Fondos de Jubilación y Pensión (AFJP), que tras duros debates fue aprobada en octubre por el Parlamento, ha supuesto un balón de oxígeno para el Gobierno, con unos fondos de 24.000 millones de dólares y contribuciones anuales de hasta 5.000 millones. Teóricamente, la medida estaba destinada a garantizar las pensiones de los argentinos en momentos de inestabilidad financiera, pero ya ha dado muestras de ineficiencia: un juez neoyorquino ratificó recientemente la congelación de 553 millones de dólares de las AFJP, solicitado por un grupo de acreedores que quedó fuera del canje de deuda pública argentina establecido en 2005.
Por su parte, Lula ya ha tenido que admitir que la crisis afectará a Brasil. El Gobierno brasileño anunció el 11 de diciembre un paquete de medidas "destinadas a paliar la escasez de crédito generada por la crisis financiera mundial", explicó el ministro de Economía, Guido Mantega, en conferencia de prensa. El plan incluye rebajas del impuesto sobre la renta, así como de las tasas que gravan la compra de automóviles y los créditos al consumo, por las que el Estado dejará de recaudar 3.500 millones de dólares el año que viene. El Gobierno intenta apoyar a la industria brasileña de automoción, considerada la sexta del mundo y que experimenta una drástica caída de las ventas en el país tras tres años de crecimiento.
Además, destinará parte de las reservas internacionales a financiar a empresas endeudadas en dólares en el exterior. Como colofón, Brasil ha anunciado un gigantesco plan de inversión en vivienda de más de 123.000 millones de dólares durante los próximos 15 años.
La economía mexicana ha resultado gravemente afectada por la caída del precio del petróleo y la crisis económica en Estados Unidos, que provocó el descenso de las exportaciones mexicanas, que en su mayoría tienen como destino el país vecino. También han descendido las remesas: entre enero y septiembre los ingresos por ese concepto acumulaban 17.526 millones de dólares, un 3,7% menos que en igual periodo del año pasado, según datos de la Cepal, que prevé que este año México sólo crecerá un 1,8%. Para 2009 vaticina un exiguo crecimiento del 0,5%.
El presidente mexicano, Felipe Calderón, anunció el jueves un aumento de la inversión pública, con la vivienda como prioridad social y generadora de actividad económica y empleo. Pocos días antes, el Gobierno de México prometió ayudar a sus nacionales que han emigrado a Estados Unidos, mientras se abre la posibilidad de una reforma migratoria.
Ecuador, también afectado por la caída de los precios del petróleo, anunció hace una semana una moratoria en el pago de cerca del 40% de la deuda, algunos de cuyos tramos considera ilegítimos y contratados de forma ilegal por anteriores Gobiernos. Tras rechazar el pago de 30,6 millones de dólares de intereses de los Bonos Global 2012, hoy vence otro pago de 30,5 millones de dólares de los bonos Global 2015 y todo apunta a que también se suspenderá.
El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, se declaró dispuesto a asumir las consecuencias de esta decisión, que supondrá posibles "demandas, juicios y embargos", pero reafirmó la intención del Gobierno de negociar con los acreedores la reestructuración de la deuda exterior.
El Gobierno de Perú lanzó a principios de este mes un plan anticrisis para reforzar su crecimiento, el más alto de América Latina, que se espera sea entre 9% y 9,5% este año, pero que la crisis podría reducir un 6,5% en 2009. Para ello prevé realizar el año que viene inversiones públicas equivalentes a 5.800 millones de dólares para "mantener el crecimiento, aumentar el empleo, defender a los pobres y defender al país de la crisis internacional", anunció el presidente Alan García. Para llevar adelante el plan, el Gobierno negocia la obtención de 3.000 millones de dólares en líneas de crédito adicionales con entidades como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, entre otras.
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