Irlanda o el ajuste duro
Uno de los países más castigados por la crisis recorta drásticamente el gasto público para equilibrar sus cuentas
La economía irlandesa ha cumplido los deberes con un severo plan de ajuste aplaudido por toda la comunidad financiera internacional. Los draconianos recortes han reducido los sueldos del sector público en un 18% y han paralizado la inversión estatal en un nivel cercano al 10% del PIB. El objetivo del plan, que lleva en marcha casi un año, ha sido cortar de raíz el elevado déficit generado por el Estado después de destinar millonarias partidas al salvamento de la economía. El Gobierno espera conseguir un ahorro equivalente a 4.000 millones de euros.
Los más ortodoxos creen que países como Grecia deberían adoptar recortes similares, ya que, a su juicio, es la fórmula más acertada para ajustar engranajes financieros de países que -como Irlanda- han basado su éxito económico en burbujas económicas. En el caso de Irlanda, la crisis ha venido motivada por el desplome del sector inmobiliario, que en sus mejores momentos representó una cuarta parte del PIB del país. Las hipotecas basura frenaron el milagro del Tigre Celta y obligaron al Estado a endeudarse con el coste de perder la confianza de los mercados.
El consumo interno y la inversión extranjera no acaban de repuntar
Estos esfuerzos para sanear sus cuentas públicas, que de momento no han logrado evitar que su déficit cierre este año en el 12% del PIB, podrían incluso poner freno al despegue económico. De momento, el PIB de Irlanda ha caído un 3% en 2008 y un 7% en 2009. Los dos motores del histórico crecimiento irlandés -el consumo interno y la inversión extranjera- no acaban de repuntar. Durante la crisis, la demanda interna ha caído una media del 8,5% anual, y lo peor es que este año el retroceso será del 4,2%.
El consumo privado, que representa casi la mitad del PIB, se ha visto duramente castigado con el plan de ajuste, ya que las personas cuentan con menos dinero en sus bolsillos. Otro dato: según la OCDE, este indicador podría cerrar con una contracción del 2,2% este año y del 1,4% el próximo, lo que, sumado a un desempleo del 14%, demuestra que es muy difícil que la economía repunte, al menos desde la perspectiva del consumo.
El recorte ha devuelto a Irlanda la confianza de las agencias de riesgo y de los organismos internacionales, pero ha resentido de manera importante el músculo productivo del país. La inversión extranjera (IED) también se ha derrumbado en los últimos dos años: entre 2008 y 2010, la caída media de la formación de capital será del 20%. La IED ha sido el otro gran fuerte de la economía irlandesa en la última década debido a su flexible mercado laboral y a su baja tasa impositiva para las empresas, situada actualmente en el 12,5%.
Precisamente las críticas de sectores sociales apuntan a que el Ejecutivo no tocará los impuestos de las empresas, pero sí ha recortado los sueldos a los funcionarios. Los expertos creen, sin embargo, que subir estos impuestos sería un verdadero suicidio para una economía que ha basado su desarrollo reciente en la inversión foránea. Con todo, las cifras de 2010 no son muy alentadoras, ya que Irlanda será uno de los países de Europa y del mundo que más reduzca su PIB durante este periodo: entre un 1% y un 2%. Para 2011, las cosas no pintan mucho mejor, con un crecimiento del 1% pero una demanda interna medio punto inferior a la de este año. -
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