De los pactos sociales a la intervención política
Cuatro pactos sociales firmados (el Acuerdo Básico Interconfederal, el Acuerdo Marco Interconfederal, el Acuerdo Nacional de Empleo y el Acuerdo Interconfederal) y dos intentos frustrados (las jornadas de reflexión con Abril Martorell y las actuales negociaciones para un pacto de legislatura) son el principal activo sindical en la historia de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE). En sus siete años de existencia, la cúpula patronal también hizo sus pinitos políticos, situando a algunos de sus hombres en el Parlamento y apoyando las opciones de centro y derecha contra la alternativa socialista. Los primeros ensayos -autonómicas catalanas y gallegas- fueron positivos, pero el camino se torció en Andalucía y en los comicios generales del 28 de octubre de 1982. Las patronales asumieron la lección, y en las recientes elecciones a la Generalitat de Cataluña, Fomento del Trabajo Nacional guardó la neutralidad, al menos en la primera línea.
Los primeros tiempos fueron especialmente duros en las relaciones con un poder político que al menos había cambiado de formas. Ferrer Salat lo, recordaba en una reciente entrevista: "Hasta ese momento (se refiere a 1978) y después fueron unos meses de un gran enfrentamiento de la CEOE con el Gobierno de Adolfo Suárez, y este gran enfrentamiento era consecuencia de tres cosas. Primero, la falta de consideración y valoración por parte del Gobierno de la organización empresarial. Simplemente recuerdo que si las primeras elecciones se celebraron en septiembre de 1977, para que nos recibiera el presidente del Gobierno tuvimos que llenar todos los palacios de congresos y deportes de Madrid, Valencia, Barcelona... Suárez decía que no quería saber nada con los. empresarios, cosa peculiar porque la mayoría de los empresarios había votado a UCD...".Este ambiente y el que se generó al tramitarse el proyecto de ley de representación de los trabajadores en la empresa tensó rápidamente las relaciones CEOE-UCD. Pocas semanas después de que el entonces presidente de Banesto, José María Aguirre Gonzalo, advirtiese en Estados Unidos ante un grupo de empresarios americanos su alarma ante la evolución del proceso político español, y. recomendase negativamente la inversión en nuestro país, el patrón de patronos declaraba en Nueva York: "En Españas está -teniendo-lugar- el mayor ataque al sistema de libre empresa en todo Occidente. El momento es crítico y lo que se haga hoy decidirá el futuro. ¿Queremos un sistema marxista, colectivista, burocratizado, o un sistema de libre empresa y libre mercado? Esto es, a fin de cuentas, lo que se decide. Y si pasa la ley de Acción Sindical con las enmiendas hechas en la comisión, tendremos la colectivización de la empresa española, el control de todas las decisiones de ella por parte de los comités de trabajadores".
Las presiones desde Abril
En septiembre de 1978, Ferrer Salat deja su provisionalidad al frente de la CEOE y es elegido por tres años más presidente de la patronal. No hubo más que una lista electoral, y, como dato significativo, abandona la secretaría general Luis Salleras y entra en su lugar un hombre clave a partir de entonces: José María Cuevas. El que el dúo Ferrer-Cuevas no era grato para la UCD de Adolfo Suárez lo demuestran los reiterados intentos de Fernando Abril Martorell, vicepresidente del Gobierno, de presentar una lista alternativa a la dirección de la CEOE, apoyado en los hombres del círculo de empresarios. También lo ha confesado por primera vez Ferrer, recientemente: "El Gobierno de Adolfo Suárez y de Fernando Abril intentó por todos los medios imaginables controlar la elección y naturalmente quitarme a mí de presidente...'.De 1978 a 1981, Ferrer y Cuevas siguen dos líneas generales en la CEOE: consolidar un modelo de relaciones laborales basado en los pactos, y no en la confrontación, y lograr la unidad patronal. En 1978 la CEOE participa junto con las centrales sindicales en las jornadas de reflexión sobre salarios, que fracasan y acaban en un decreto-ley de moderación salarial; en julio de 1979 firma con UGT el Acuerdo Básico Interconfederal (ABI) para plantear "las modificaciones necesarias del sistema en el que deben desenvolverse las relaciones laborales". En 1980 vuelve a firmar con UGT y USO el Acuerdo Marco Interconfederal (AMI), que proporciona una guía para eliminar la mayor parte de la conflictividad en la negociación colectiva en dicho ejercicio y en el siguiente, y establece una banda salarial en la que deben fluctuar los convenios. Un año después se firma el Acuerdo Nacional de Empleo (ANE), entre CEOE, CC OO y UGT, por el que se intentan poner las bases para que en el transcurso de dos años no descienda la población activa.
La unidad
En este mismo año se alcanza la unidad patronal al fusionarse la CEOE y la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme). Ferrer y Javier González Estéfani se dan el abrazo de Vergara y se consigue lo que en el período de la II República fue imposible: la existencia de una cúpula patronal única.En 1980, consolidada la-CEOE como cúpula patronal, una de sus organizaciones más importantes, la catalana Fomento del Trabajo Nacional, marca una línea de actuación nueva. Ante las elecciones autonómicas, los empresarios catalanes, presididos por Alfredo Molinas (el anterior presidente de Fomento fue precisamente Ferrer Salat), apoyaron con casi 400 miRones de pesetas a los partidos políticos que consideraron más afines, en las elecciones al Parlamento catalán. El dinero fue empleado en organizar una campaña de propaganda y prensa, principalmente destinada a oponerse frontalmente al voto marxista y a apoyar a los partidos más cercanos a su ideología, especialmente a Convergéncia i Unió, Esquerra Republicana de Cataluña, UCD y Solidaridad Catalana, cuya lista era encabezada por Juan Echevarría, empresario de la derecha conservadora que se hizo famoso por haber sido el que despidió a Marcelino Camacho de la Perkins.
Las aportaciones de los empresarios fueron recaudadas mediante prorrateo entre los diversos sectores industriales y financieros. Fomento del Trabajo Nacional intentó en todo momento que la institución apareciera desligada de la operación. Esta forma de intervención en la vida política fue un éxito. El Partido Socialista de Cataluña, que aparecía como favorito, perdió las elecciones en favor del partido de Jordi Pujol.
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