Un ritmo cotidiano de astronautas y robots
Los mallorquines Antònia Font repasan una década de pop doméstico-futurista en Madrid
Antònia Font concluye un año intenso. Han grabado el disco recopilatorio Coser i Cantar (Discmedi), han recibido el Premio de la Academia de la Música al mejor álbum pop, Premio Nacional de la Música de Cataluña, y han llenado el Gran Teatre del Liceu y la Plaça de Catalunya de Barcelona. No está mal para un quinteto mallorquín que lleva diez años cantando letras pop de costumbrismo futurista sobre astronautas rimadores y submarinos introspectivos.
Esta noche aterrizan en la sala Heineken de Madrid (21.00 horas), dentro de la gira que les ha llevado a San Sebastián, Bilbao y Málaga y que concluirán en Vigo. (El años, sin embargo, lo cerrarán con un último recital el 27 de diciembre en el Palau de la Música de Barcelona). Luego, descanso. "Será el momento de desconectar un poco", señaló ayer Pau Debón, vocalista. "Termina un año duro, con bastantes conciertos, y queremos dedicar el que viene a preparar el nuevo disco", avanza. "Y ahora que tenemos el lujo de poder dedicarle tiempo, nos lo tomaremos a conciencia", añade Debón, que combina el grupo con su empleo en el catastro inmobiliario de Palma.
Pero primero tienen el concierto de esta noche en Madrid, adonde regresan después del intenso recital orquestal del pasado abril en el Círculo de Bellas Artes. Allí sonó el vagabundeo emocional de Batiskafo katiuskas, y allí sonó también la vitalista Alegria y la bailonga Wa yeah!, que hizo saltar al público entre las butacas al ritmo del estribillo Un llapis d'Ikea, un pistatxo, Wa yeah!/ Què divertit lo que escric quan estic avorrit. "Es difícil decir de qué hablan nuestras letras", concede Debón, "porque es un estilo propio de Joan Miquel [Oliver, el letrista y alma creativa de Antònia Font]". Glosa: "Se ha montado un mundo espacial con astronautas y robots, mezclados con la vida cotidiana, e imagina cómo sería esta vida en el futuro. Y en definitiva viene a decir que a pesar de haya mucha tecnología, la gente sigue siendo igual y teniendo las mismas preocupaciones".
Letras surrealistas cantadas en mallorquín, inseparables de la voz de Debón. "Me hace gracia que [el mallorquín] pueda resultar exótico, pero la originalidad se debe al conjunto del grupo, a la combinación de arreglos, letra y voz", apunta el vocalista. A Debón y Oliver (guitarra) les acompañan Pere Manel Debón (batería), Joan Roca (bajo) y Jaume Manresa (teclados).
El recital de esta noche será en eléctrico con un repertorio "equilibrado y dinámico" extraído de sus seis discos. Echando la vista atrás, Debón reconoce que cuando empezaron en su Mallorca natal nunca se imaginaron la trayectoria ascendente que se aproximaba. Primero vino el reconocimiento de la crítica, que lo elogió casi como un grupo de culto, y luego llegó la admiración del público. "Pero no te puedes confiar" advierte con cautela Debón, "es cierto que hemos llenado alguna plaza en Barcelona, pero luego vas a un pueblo y acude poca gente. Y así ves que una noche va muy bien y al día siguiente te pegas un tortazo". Quizá suene a precaución excesiva tras diez años de carrera impecable. La prueba: esta noche en Madrid.
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