De lanzas a metralletas
Al pie del escenario, un grupo de troyanas, vestidas con andrajos, derrotadas y sin esperanza, aguardan en una playa salpicada de bidones a que los soldados griegos las tomen como esclavas y las trasladen a las ciudades de los vencedores. Sobre el escenario, un comando de marines vigila sus movimientos desde un torreón del estilo de los que se utilizaron para asaltar la sitiada Troya. Elementos escénicos antiguos y contemporáneos, ropas intemporales y uniformes reconocibles de hoy, alusiones a lanzas en medio del estruendo de tableteo de metralletas...
Todo ello aparece en el montaje de Las troyanas, de Eurípides, que ha dirigido Mario Gas con una combinación muy lograda entre lo clásico y lo actual. Y no es fácil conseguir el equilibro a la hora de representar a los grandes autores greco-latinos. O bien los espectáculos despiden un aire de teatro fósil o bien los intentos vanguardistas devoran la esencia de textos ejemplares. Pocas veces se alcanza el virtuoso término medio. En realidad, la cuestión a abordar con los clásicos pasa por cómo se representan, ya que su carácter universal les otorga una vigencia fuera de toda duda.
LAS TROYANAS
Autor: Eurípides. Dirección: Mario Gas.
Actores: Gloria Muñoz, Anna Ycobalzeta, Mia Esteve, Clara Sanchis, Antonio Valero y Ricardo Moya, entre otros.
Producción: Festival de Mérida y Teatro Español. Mérida, hasta el 13 de julio.
Así ocurre con Las troyanas, la tragedia de unas mujeres perdedoras, el día después de la derrota en la guerra, a manos de sus enemigos. Humillaciones y castigos, muertes de los seres más queridos, violaciones y esclavitud dibujan el panorama que afrontan estas desdichadas. Se trata de un mismo horror, que recorre desde Troya hasta los Balcanes o Irak, la historia de las posguerras y de sus víctimas, con las mujeres en primera línea de fuego. Los métodos de tortura han variado, se han sofisticado, pero el sufrimiento permanece inalterable.
Obra de y sobre mujeres, los hallazgos escénicos de Mario Gas y su equipo en un siempre imponente Teatro Romano de Mérida, con apocalipsis final incluido, no cobrarían sentido si no estuvieran al servicio de un espléndido trabajo de las actrices. Una magnífica interpretación de Gloria Muñoz, que muestra desgarro sin histeria y solemnidad sin envaramiento en su papel de Hécuba, encabeza un reparto femenino que incluye a Anna Ycobalzeta (Casandra), Mia Esteve (Andrómaca) y Clara Sanchis (Helena) y a un coro de 14 troyanas. Ellos, los actores, no desmerecen, pero el protagonismo absoluto recae en unas actrices-personajes que han de mostrar la guerra, todas las guerras, a través de los ojos de las mujeres.
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