La justicia de EE UU investigará el pacto entre Google y los editores
Jueces y fiscales quieren saber si el acuerdo incurre en prácticas monopolísticas
El culebrón de la gran digitalizacón de libros del gigante informático Google escribió ayer un nuevo episodio. El Gobierno de EE UU investigará el acuerdo al que Google y las principales empresas editoriales del país llegaron el pasado mes de octubre para escanear millones de libros y ponerlos al alcance de los internautas, según confirmó ayer el equipo de abogados de esa empresa. Es un trato con el que se busca crear la mayor biblioteca de la Red. Con esta investigación, el Departamento de Justicia puede obligar a que se renegocie el acuerdo si encuentra prácticas monopolísticas. Lo cual podría acabar con un empeño que se vio en un principio como una maravillosa y necesaria noticia (poner al alcance de todos un vasto saber) y que ha acabado enfrentando a Google con todos los sectores implicados en el negocio editorial.
El gigante informático ha escaneado siete millones de libros
"El Departamento de Justicia y diversos fiscales del Estado se han puesto en contacto con nosotros para obtener información sobre el alcance del acuerdo", dijo ayer el portavoz de Google, Gabriel Stricker, quien añadió que el mencionado pacto con escritores y editores ofrecería a Google "licencias no exclusivas de uso". Los dueños de la propiedad intelectual podrían ofrecer textos a otras empresas simultáneamente.
El pacto, según el cual Google ofreció pagar unos 90 millones de euros a las editoriales y los autores a cambio de los derechos para escanear los libros, está pendiente de aprobación por un juzgado federal de Nueva York. "Es difícil que un juez apruebe este acuerdo si, de momento, hay una investigación del Gobierno de por medio", argumenta Gary Reback, abogado experto en prácticas monopolísticas. "La gran tarea del Gobierno es dilucidar si este pacto ofrece a Google una posición dominante y monopolística en un mercado tan prometedor".
En octubre, Google firmó un acuerdo con el principal sindicato de autores y la Asociación Americana de Editores que finalizó con dos demandas colectivas contra Google por una supuesta infracción de los derechos de autor en su proyecto Google Book Search. Tras dos años de negociaciones, la empresa aceptó establecer un sistema de consulta y venta de libros online a través del cual crearía un registro de derechos bibliográficos y canalizaría los pagos de derechos de autor, quedándose un pequeño porcentaje de las ventas. Fue el primer acuerdo de esta naturaleza en un contexto en el que los escritores y editores temían perder el control de sus obras en la Red. Google se comprometió, además, a poner al alcance de los internautas miles de libros descatalogados.
El gigante informático lanzó este proyecto en 2004. Hasta hoy ha escaneado más de siete millones de libros, la mitad de los cuales están descatalogados. El buscador muestra sólo fragmentos de cada libro y ofrece la posibilidad de comprarlos en tiendas online como Amazon o Barnes & Noble.
Diversas asociaciones y editoriales habían exigido la intervención del Gobierno, sobre todo por recelo por lo que sucedería con los millones de libros considerados huérfanos, aún amparados por los derechos de autor pero cuyos autores o editoriales han desaparecido. Se calcula que más de un 50% de los volúmenes publicados desde principios del siglo pasado están en esta situación.
"El acuerdo daría derechos a Google sobre muchos de estos libros", según Peter Brantley, director del departamento bibliográfico de Internet Archive. "La empresa se atribuiría una licencia perpetua para escanear y vender el acceso a esos libros".
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.