Un guionista traicionado
Dado que un guión, como su nombre indica, es poco más que un borrador, en el mejor de los casos, con una sólida estructura narrativa y unos buenos diálogos de la película a que va a dar origen, no resulta fácil encontrar una producción en la que haya sido traicionado, destrozado por el director, hasta convertirlo en algo completamente diferente de lo que debería haber sido. Un caso claro es Ídolos... , donde el director Guy Ferland, que a sus poco más de 30 años cuenta con amplia experiencia como ayudante de dirección y una sola película como realizador, The babysitter (1995), destruye el atractivo guión del famoso Joe Esztheras (escritor de Flashdance, El sendero de la traición, Jade e Instinto básico, entre otras), que ha desempolvado uno de sus mejores trabajos, ha dejado las florituras y parte de su propia experiencia para narrar una buena historia autobiográfica.Sin embargo, el torpe director Guy Ferland no parece haberse enterado de nada, ni logra dar consistencia al personaje del joven Karchy Jonas, protagonista del guión e inspirado en expreriencias del guionista, ni a sus problemas con los sacerdotes católicos, el sexo, el idioma y una forma de vida extraña a la que va amoldándose poco a poco.
Ídolos, mentiras y rock & roll
Director: Guy Ferland. Guionista: Joe Esztheras. EE UU, 1997. Intérpretes: Kevin Bacon, Brad Renfro, Maximilian Schell. Madrid: cine Ideal (V. O.).
Ferland convierte la película en algo sin la menor vida, frío como un témpano, que narra con la corrección habitual del cine norteamericano una anécdota desprovista de interés, donde aparece perdido el joven actor Brad Renfro, el eje de una historia que en otras manos hubiese podido ser una película apasionante.
Babelia
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