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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La cuestión palpitante

Comenzar de nuevo

Como, según parece, hay que aplaudir a los oscars de este año, para no ser tratados de masoquistas o masones elijamos por esta vez una comedia fácil, que, a fin de cuentas, tampoco resulta mala cosa estar siquiera por una vez a la moda y a la vez resultar originales. Este filme narra los intentos de Burt Reynolds por comenzar una nueva vida matrimonial, una vez separado de la escultural Candice Bergen (nominada para el oscar) en busca del verdadero amor de Jill Clayburg (nominada también para el premio a la mejor protagonista).Phil Potter o, si se quiere, Burt Reynolds, esa mezcla de Marlon Brando y King-Kong, a pesar de su contextura atlética, es todo un escritor que a ratos colabora en las revistas y a ratos dicta lecciones para párvulos. Jill Clayburg no es aquí la mujer descasada de antaño, sino otra bien distinta que se quiere casar o realizar en el tálamo, pero tan excelente y expresiva actriz como siempre.

Guión de James L

Brook y Alan J. Pakula, de la novela de Dan Wakefield.Dirección: Alan J. Pakula. Director de fotografía: Sven Nykvist. Música de Marvin Hamlich. Intérpretes: Burt Reynolds, Jill Clayburg, Candice Bergen, Charles Durning, Frances Sternhagen, Auistin Pendelton. EE UU. Humor, 1979. Local de estreno: Cine Amaya.

Las idas y venidas del protagonista entre una y otra diva son graciosas y bien matizadas por Pakula (director), con toques de ironía relativamente originales. Tal ironía, cercana al buen humor, tan difícil de hallar en este tipo de comedias, raya a mayor altura en la primera parte. En la segunda, en cambio, la historia deriva por senderos evidentemente comerciales; mas como el último grito en cuestiones creacionales «progres» y no «progres» consiste en sustituir el verdadero drama por el melodrama y enmascarar las tragedias auténticas con cortinas de lágrimas, tampoco es cosa de echarle en cara al director ese final feliz tras de tanto telefonazo, cena y cama. Además, aquí también hay divorcio de por medio, tema candente fuera y dentro de España, capaz de hacer ganar, como se sabe, un buen puñado de estatuillas doradas. Como en esta ocasión no existe niño en litigio, obvio es decir que también faltan las lágrimas, pero, a pesar de todo, como los sufrimientos y pasiones también deben sufrir algún descanso, tampoco está mal reír alguna vez como en esta película, donde se trata de matrimonios en crisis a través de una sabiduría hecha de humanidad y desenfado.

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