Un baño de ADN ibérico
España lleva pasión, tradición y modernidad a la Expo de Shanghai
Amante de las tradiciones y la modernidad, unida a la tierra y a las ciudades, apasionada y plural. España presentó ayer con estos conceptos su pabellón en la Exposición Universal de Shanghai 2010, que se celebrará en la capital económica y financiera de China entre el 1 de mayo y el 31 de octubre, bajo el lema Mejor ciudad, mejor vida. El edificio, conocido como El Cesto, está compuesto por una original estructura ondulante de tubos de acero, cubierta de paneles de mimbre. Es uno de los más grandes entre los 190 países participantes, 42 de los cuales han construido su propio edificio.
"Se trata de un pabellón con el que España pretende dar una imagen distinta", aseguró José Eugenio Salarich, presidente de la Sociedad Estatal para Exposiciones Universales (SEEI) y director general de Política Exterior para Asia y Pacífico del Ministerio de Exteriores. Una imagen "de país moderno y contemporáneo", pero también "apasionado" y empresarial, según María Tena, comisaria del pabellón, quien dijo que esperan "entre 25.000 y 30.000 visitantes diarios", lo que supondría unos cinco millones de personas en los seis meses. Los organizadores chinos prevén que acudan a la Expo, que se anuncia como la mayor de la historia, entre 70 y 90 millones de personas. El recinto ferial ocupa 5,28 kilómetros cuadrados, más del doble que el de la Expo de Sevilla en 1992.
El edificio, obra de la arquitecta italiana Benedetta Tagliabue, que dirige el estudio barcelonés Miralles-Tagliabue, tiene 7.624 metros cuadrados construidos. Está situado junto al puente Lupu sobre el río Huangpu, que le hace cierta sombra. Su diseño sinuoso está protagonizado por el recubrimiento de 8.600 escamas de mimbre de dos metros de largo por un metro de ancho, que le imprimen un aire elegante y efímero.
"Es una estructura que danza, en movimiento, con la que hemos querido expresar el dinamismo de España", dijo Tagliabue. El pabellón español está considerado uno de los más interesantes, junto con los de Francia, Reino Unido, Estados Unidos y Japón, según una encuesta realizada por la organización de la Expo, afirman portavoces de la SEEI.
Respecto al empleo del mimbre, un material con larga tradición tanto en China como en España, la arquitecta dijo que es "puente y lenguaje común entre los dos países". Los paneles, de diferentes colores, dibujan varios caracteres en mandarín, que los asistentes chinos a la presentación no conseguían descifrar ayer, debido a su gran tamaño. La arquitecta dio más tarde algunas pistas: "Hablan de las buenas relaciones entre España y China. Hay ideogramas sobre el sol, la luna, árboles y bosques".
El interior de El Cesto ofrece una luz tamizada por el mimbre. El amplio vestíbulo da paso a la primera de las tres salas que recorrerán los espectadores. Sus contenidos, bajo el lema De la ciudad de nuestros padres, a la de nuestros hijos, han sido diseñados por Bigas Luna, Basilio Martín Patino e Isabel Coixet. Los tres directores de cine han puesto especial énfasis en "las peculiaridades españolas del modo de vivir y habitar la ciudad".
Proyecciones sobre pantallas, música, suelos que vibran al son de las imágenes y actuaciones en vivo acompañarán a los visitantes durante los 20 minutos que dura el paseo por los tres espacios; 20 minutos en los que los autores pretenden sorprender, emocionar y pasar mensajes claros y directos para potenciar la imagen de España en China.
Bigas Luna, autor de películas como Jamón, jamón y La teta y la luna, presentó ayer su sala, Origen, la primera del recorrido, en la que con un ritmo frenético envuelve al espectador en una sucesión de imágenes proyectadas sobre las paredes de una caverna, que van desde las pinturas rupestres de Altamira, a una bailaora de flamenco, los Sanfermines, el Guernica de Picasso o el jugador de baloncesto Pau Gasol. Seis minutos, en bucle, con los que, según dijo, quiere "bañar al espectador en los símbolos de un país fuerte y potente". "Mi intención es que en pocos segundos entre en España, darle un baño de ADN ibérico".
La pasión del director catalán conduce a la sala diseñada por Basilio Martín Patino, Ciudades, que explicará mediante proyecciones en cinco pantallas gigantes, el éxodo del campo a las ciudades. El recorrido finaliza con la sala de Isabel Coixet, Hijos, que ofrecerá una mirada al futuro a través del muñeco gigante de un niño. Los directores de cine han cobrado 180.000 euros cada uno por su trabajo, según fuentes de la organización.
El presupuesto total de la participación española en la Expo es de 55 millones de euros. De esta cifra, 22 millones corresponden al proyecto y la construcción del pabellón y 11,5 millones, a los contenidos de las tres salas. El resto va a la operación del espacio y el programa de actividades durante los seis meses, que incluye conciertos, espectáculos flamencos (Carmen, de Antonio Gades), un festival de cine, danza (Dualia y la leyenda, del Ballet Nacional de España) y exposiciones de arte, entre otros.
El pabellón cuenta con un bar de tapas, dirigido por Pedro Larumbe, un auditorio de 150 plazas, y salas de reuniones para encuentros empresariales. Además, habrá una semana dedicada a cada comunidad autónoma, con la participación de todas menos Murcia, Baleares y las ciudades de Ceuta y Melilla, y encuentros gastronómicos entre grandes cocineros españoles y extranjeros. La Expo acoge, por primera vez, participación de ciudades, con la presencia de Madrid, Barcelona y Bilbao.
Pero, ¿qué pasará con El Cesto cuando finalice la feria? "Nuestra aspiración es que se quede para siempre en Shanghai", dijo Salarich. Fuentes cercanas a la organización aseguran, sin embargo, que el edificio ha sido diseñado para un periodo temporal, por lo que conceptual y técnicamente no es adecuado para ser permanente. "Sería mejor construir uno nuevo desde cero", señalaron. La organización china no ha decidido aún qué pabellones sobrevivirán cuando la Expo baje el telón.
Babelia
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