El arte, guardián de la naturaleza
Cien artistas reflexionan en la I Bienal de Canarias de Arquitectura y Paisaje sobre la defensa de nuestro entorno natural
Negro, verde, amarillo y turquesa. Volcanes, palmeras, arena y mar. El paisaje canario sirve para invitar a pensar a toda la población sobre la necesidad de defender el cada vez más amenazado y destrozado entorno natural. Las megalópolis, las construcciones voraces, la especulación y la desidia y complicidad política son las primeras amenazas de la naturaleza. La imaginación y creatividad de artistas y arquitectos pueden aportar argumentos para la reflexión e, incluso, sugerir soluciones. Al menos eso intenta el centenar largo de creadores procedentes de 35 países que el sábado abrieron la I Bienal de Canarias de Arquitectura y Paisaje. La bienal, organizada por el Gobierno canario con dos millones de euros, se extiende por las siete islas del archipiélago. Sus 85 instalaciones, efímeras en su mayor parte, se podrán contemplar hasta el 10 de febrero.
La imaginación y creatividad de los artistas pueden sugerir incluso soluciones
Fuerteventura, la isla más antigua y grande de todo el archipiélago, ha sido el escenario elegido para el arranque de esta singular bienal. Con 105.000 habitantes, el 60% de ellos extranjeros, y un espectacular crecimiento basado en el turismo, el paisaje de la isla es uno de los más dañados. Colmenas de apartamentos y hoteles de alturas imposibles impiden el paso del viento que empuja la arena para alimentar las dunas. El famoso paisaje desértico de la isla está cada vez más empobrecido.
El municipio de La Oliva ha sido el elegido por los artistas para las primeras intervenciones creadas exclusivamente para la bienal. La primera intervención se encuentra en la recién restaurada Casa de los Coroneles, a los pies de la montaña de Tindaya, un nuevo centro de arte para la isla. Dentro del edificio, el artista cubano Ángel Delgado (La Habana, 1965) presenta la instalación Punto de fuga. Cuatrocientos jabones de lavar la ropa coloreados, tocados todos ellos con una pequeña vela, se orientan hacia una luz fugaz. Es el drama de la inmigración, uno de los grandes temas de esta bienal que cada día se puede ver en las costas canarias. El propio creador lo sufrió hace varios años. Delgado, que ahora reside en México, logró salir de Cuba después de pasar seis meses encarcelado en una instalación en la que sus propios excrementos cubrían el Gramma, el diario oficial de la revolución castrista.
Junto a él, la videoartista coreana Won Ju Lim (Seúl, 1968) proyecta Mujeres en la arena, 10 minutos de imágenes tomadas en el parque natural de Las Cañadas del Teide. Allan de Souza (Kenia, 1974) aporta tres dípticos fotográficos realizados con la propia sangre del artista sobre el papel. El fotógrafo marroquí Jaâfar Akil (Meknés, 1968) ofrece retratos de elementos arquitectónicos unificados bajo el título de Contrastes. La nigeriana Otobong Nkanga (Nigeria, 1974) protagoniza una performance durante la que recrea el antes y el después del paisaje con fotografías que va tomando en colores y repartiendo a los espectadores.
A menos de 10 kilómetros de la impresionante playa de El Cotillo, el francés Kader Attia (Dugny, 1970) deslumbra con una instalación creada a base de grandes espejos instalados unos sobre la arena y otros sobre la lava volcánica. Dentro de la torre de El Tostón, el catalán Jordi Colomer (Barcelona, 1972) ofrece la videoinstalación Arabian/Stars 2005, un trabajo situado en Yemen, protagonizado por personajes anónimos que recorren la ciudad portando pancartas en las que se mezclan, con mucho sentido del humor, nombres de celebridades occidentales junto a otras yemeníes.
El recorrido en Fuerteventura se cierra en el convento de San Buenaventura y las ruinas de la ermita de San Diego de Betancuria, la antigua capital de la isla, donde Johan Thom (Johanesburgo, 1976) muestra una performance de 80 minutos realizada por un artista subido en una montaña en la que se mezcla tierra y lava y al que se le van cargando las extremidades de botellas que desprenden un fortísimo olor a queroseno.
La bienal saltó ayer, domingo, a la isla de Tenerife. Las primeras instalaciones están en el propio aeropuerto, como por ejemplo en un autobús donde los grafiteros manifiestan sus sentimientos. Ya dentro de la isla, una de las instalaciones más espectaculares inauguradas ayer es El Tanque, una antigua refinería de Cepsa restaurada por el arquitecto Fernando Martín Menis, en la que el chileno Alfredo Jaar (Santiago de Chile, 1956) ha creado un sorprendente espacio cultural. Jaar hace un poético homenaje a los dos niños guineanos de 14 y 15 años que en 1994 intentaron escapar de su país bajo el fuselaje de un avión que tenía como destino Bruselas. Los dos chavales murieron congelados, pero traían entre sus ropas una carta que sirve a Jaar para el homenaje. El interior de El Tanque recrea con humo las nubes que atravesaron los dos chicos. Sobre el suelo, el visitante de la instalación puede oír, gracias a la voz de un niño marroquí de 15 años, el texto de la carta. En ella con gran delicadeza y sensatez pedían ayuda a las autoridades occidentales por la pobreza y miseria que soportaban en su país. Todo ello con la mayor sensibilidad. Para terminar dentro de ese mismo tono señalando a los gobernantes europeos como los responsables de las vidas miserables de las que intentaban huir. Al concluir la lectura de la misiva se oye durante un minuto la desoladora música del malí Alí Farka Toure.
A lo largo de toda la semana la bienal saltará por las restantes islas canarias. Rosina Gómez-Baeza, la directora de la bienal, recordaba el sábado que cuando hace un año se le propuso el proyecto, temió que fuera un trabajo imposible. "Imposibles parecían también los lugares elegidos, pero al final los artistas han conseguido dialogar en la máxima armonía con el espacio y creo que vamos a lograr lo que más me interesa: captar nuevas audiencias para el arte".
Dulce Xerach, viceconsejera de Cultura del Gobierno canario, responsable máxima de este proyecto, asegura que la bienal no tiene ninguna pretensión electoral, aunque las municipales y autonómicas sean en mayo. "Ojalá la cultura fuera tan importante como para modificar un resultado electoral. Todos nos beneficiaríamos de ello".
Babelia
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