El 'afterpop' ya tiene su cómic
Pere Joan convierte en una novela gráfica la obra 'Nocilla Experience' de Agustín Fernández Mallo
El horizonte de los sucesos es el "punto más allá del cual no podemos saber lo que ocurre", explicaba Agustín Fernández Mallo en su novela Nocilla Experience (Alfaguara, 2008). Es un concepto científico que sin embargo resume perfectamente el estilo de este escritor gallego (A Coruña, 1967). Desde el horizonte de sus páginas se asoman un enorme complejo en el que conviven cerdos y seres humanos, un hombre que desde que su mujer le dejó solo come cereales y acumula derrotas con un antiguo videojuego de tenis, o Dios sabe qué. Y ahora ha aparecido una versión en forma de cómic de Nocilla Experience, dibujada por el ilustrador Pere Joan y que Alfaguara publicará el próximo 6 de abril.
Dos años tardó Joan en representar en viñetas la obra de Fernández Mallo. "La magnitud de la empresa me pudo", cuenta por teléfono. Joan se refiere a la mezcla de historias, personajes, metáforas y explicaciones científicas que caracterizan Nocilla Experience, cuyo autor es licenciado en Física y sigue trabajando en ese ámbito. Un mosaico donde todo cabe y la sorpresa siempre está a la vuelta de la esquina. Baste con un ejemplo. El capítulo 78 es una cita de una entrevista del líder del grupo Radiohead, Tom Yorke. El 79, una explicación sobre la expansión del Universo. Y en el 80 se lee un episodio de la relación entre Sandra y Jota, una estudiosa de dinosaurios y un tipo que se dedica a colorear todos los chicles que encuentra por las calles. Sobra preguntarse por qué. No habría respuesta.
Todo un reto para un dibujante. Con un estilo que recuerda los cómics de Tin Tin, Joan reprodujo sin demasiadas dificultades "las partes más abstractas y científicas", como dos páginas en las que ilustra el llamado punto ciego del ojo humano. Lo que le costó más trabajo fue encontrar un "tono común entre tanta diversidad", recuerda. El resultado final son 191 páginas llenas de colores y situaciones alucinantes.
Experience fue el segundo capítulo de una trilogía de novelas de Fernández Mallo (Nocilla Dream fue la primera y Nocilla Lab la última) que se convirtió en una suerte de manifiesto de la llamada Generación Nocilla. El nombre se refiere a reciente un movimiento literario que investiga la sociedad de consumo y se caracteriza por una narración fragmentada, con una estructura libre en la que los géneros se mezclan y van y vienen personajes de todo tipo sin un hilo conductor claro. "Una red horizontal en la que la novela se mueve", aclara Fernández Mallo. Algo parecido a Rayuela de Julio Cortázar, que de hecho aparece como un personaje de Nocilla Experience. La corriente, que prefiere autodefinirse afterpop, cuenta con escritores como Jorge Carrión, Vicente Luis Mora y Eloy Fernández Porta.
Pere Joan no pertenece a ese movimiento pero de cierta manera comparte sus valores. "Las cosas se explican mejor representándolas como un puzzle que con un planteamiento lineal", afirma. Si, como se dice en la novela, el camino de los samuráis es "la inmediatez, ir directo a por lo que quieres", el afterpop coge el sendero opuesto. A costa de las críticas. Se ha dicho a menudo que la cantidad de información y la falta de coherencia interna, eso de escribir "sin saber lo que va a pasar", como suele decir Fernández Mallo, complica bastante la lectura. Es aquí donde la novela gráfica acude al rescate de los lectores perdidos. "Uno de sus valores añadidos es que visualiza metáforas e informaciones complejas. Es cuando más he disfrutado", asegura Joan.
La otra ventaja, según el dibujante, es para el mismo cómic, que se acerca a la literatura. "Se le considera como parte de la baja cultura. Existe una falsa percepción de que al juntar imágenes y textos nace un género bastardo", se queja Joan. Por una vez, cómic y afterpop se alían para romper moldes. Fernández Mallo presume de los resultados de su movimiento: "Planteamos un debate necesario y que contribuyó a ampliar el espectro de los géneros literarios. Publicamos obras que ahora se estudian en las universidades de Europa y EE UU".
Él no sabe qué publicara próximamente pero tampoco le preocupa mucho. Sacó hace un mes un remake de El hacedor de Borges (Alfaguara) y está terminando un libro de poemas. "Y luego hay muchos textos que escribes y que no sabes dónde van hasta que no los tienes entre manos y dices: 'Ah, una novela", cuenta divertido Fernández Mallo. Es lo que tiene escribir lo que surja. Un samurai se volvería loco.
Babelia
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