Virtudes de la desfachatez
Nunca ha estado el cine estadounídense tan hipotecado como hoy en su peligrosa apuesta a una carta única, el actor, ni nunca como hoy tal apuesta ha sido menos sólida. Si hacía falta un ejemplo más, Bruce Willis hace ahora explícita la teoría de que no siempre a un actor popular le es dado trocar su fantasmal existencia de celuloide en dólares contantes y sonantes. Su nuevo film acaba de su frir en EE UU un batacazo histórico.Hudson Hawk es, de hecho, un cruce entre Luz de luna y la saga de los agentes secretos que nacieron con 007. Su punto de partida está en la narrael ón de las peripecias de un hombre a quien.le llueven palos. Lo más atractivo de la película es la opción misma que le da origen. Porque, conscientes de que ya nada nuevo se puede narrar sus responsables optan por saltarse limpiamente a la torera todas las normas del supuesto buen narrar y, a fuerza de exagerar y de jugar con los límites de lo verosímil, terminan construyendo una película a la mayor gloria de esa absurda brillantez que tenía, a ratos, la serie Luz de luna.
El gran halcón
Director: Michael Lehmann. Guión: Steven E. De Souza y Daniel Water. Producción: EE UU, 1991.Intérpretes: Bruce Willis, Danny Aiello, Andie McDowell, Richard E. Grant. Estreno en Madrid: cines Arlequín, Cristal, Excelsior, Multicines Ideal, Palafox y Vaguada.
Que el filme no haya tenido éxito en Estados Unidos es tal vez sólo el síntoma de que la fórmula Luz de luna ha fenecido. En todo caso, el desparpajo con que muestra sus bazas hacen de El gran halcón un producto insólito, tan irregular como, a veces, inspirado, un entreten Im lento más presentable que la mayoría de sus homólogos contemporáneos con actor onmipotente.
Babelia
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