Viaje digital a los manuscritos de Leonardo, Mozart y Blake
La British Library permite pasar las páginas y escrutar los detalles de algunos preciados volúmenes de su fondo, escaneados y subidos a su página web
Pasar las páginas de las joyas literarias de valor incalculable que atesora la British Library no está al alcance de cualquiera. Sólo algunos investigadores han podido acariciar con la yema de los dedos los diseños sobre mecánica de un manuscrito de Leonardo, buscar con el índice Madrid o Roma en un mapa de Mercator, pionero de la cartografía moderna, o sostener una lupa sobre las enrevesadas miniaturas del Evangelio de Lindisfarne, del siglo VII. Se trata de experiencias vedadas para el lector medio, pero cualquier bibliófilo que quiera hojear estas piezas tiene una alternativa en la web http://www.bl.uk/onlinegallery/ttp/ttpbooks.html donde puede sentir algo parecido a estar sentado ante un vetusto volumen en la sala de lectura de la Biblioteca británica.
William Blake (1757-1827), inclasificable poeta, pintor, grabador y místico, emborronó varias páginas de un cuaderno con decenas de versos antes de llegar a la versión definitiva de una de sus composiciones cumbre, The Tyger, mientras, entre línea y línea, trazaba bocetos para la ilustración del Paraíso perdido de John Milton. Arrastrando el ratón sobre las hojas del manuscrito, gracias a la aplicación Turning the pages (que se descarga en pocos segundos) se pueden escrutar sus constantes correcciones (legibles con ayuda de una lente aneja) a los versos de los poemarios Songs of Innocence y Songs of Experience, e incluso se pueden oír recitados poemas como London o el mencionado The Tyger.
16 volúmenes históricos
Esta misma lente ayuda a apreciar detalles como las escenas de la destrucción de la Torre de Babel en un libro de oraciones judío del siglo XIV y admirar la precisa descripción de la musculatura del cuerpo humano en un tratado de anatomía de Vesalio, del siglo XVI. La consulta se completa con textos y audios que glosan cada página. Merece la pena detallar el contenido de algunos de los 16 volúmenes disponibles, a partir de las explicaciones que proporciona el propio site.
El cuaderno de Leonardo da Vinci. Una recopilación miscelánea de breves tratados, anotaciones y dibujos sobre mecánica, arquitectura y urbanismo iniciada en 1508 y que abarca casi toda la carrera del pintor, arquitecto, escultor e inventor. Los textos, escritos de derecha a izquierda, ya que Leonardo era zurdo, se pueden leer con una lente incorporada que invierte el sentido de las letras. Incluye profecías y acertijos, como éste, de la página 5. “Adivinanza: los muertos volverán de debajo de la tierra y acabarán con innumerables seres humanos. Respuesta: el hierro, que proviene de la tierra, está muerto, pero con él se construyen armas que matan a muchos hombres”.
El catálogo temático de Mozart. Registra las composiciones de los últimos siete años de la vida del autor, de febrero de 1784 a diciembre de 1791. Un periodo difícil en el que el compositor tuvo que hacer frente a crisis financieras, tragedias familiares y al fracaso de no conseguir un trabajo en la corte. El manuscrito recoge alguna de sus partituras más conocidas, como cinco óperas de madurez, sonatas para piano y sus últimas tres grandes sinfonías. Se pueden escuchar fragmentos de La flauta mágica, Las bodas de Fígaro y El barbero de Sevilla.
La Sutra diamante. El libro impreso más antiguo. Se trata de un conjunto de rollos con un texto del budismo indio traducido del sánscrito al chino en el siglo V. Incluye su propia datación: “el día 13 del cuarto mes del noveno año de Xiantong (es decir, el 11 de mayo de 868). Los rollos, que se conservaron gracias a la sequedad del aire de la zona, se encontraron en 1907 en una cueva sellada, junto a un monasterio de Dunhuang, al noroeste de China, en la antigua ruta de la seda.
El Hagadá dorado. Uno de los mejores manuscritos sefardíes que se han conservado. Escrito cerca de Barcelona en 1320, consiste en una guía litúrgica para celebrar la Pascua judía, durante la que se recuerda la huida de Egipto del pueblo hebreo. Incluye textos, en caracteres hebreos sefardíes, y escenas de los libros del Génesis y el Éxodo, como la destrucción de la Torre de Babel, el combate entre Jacob y el ángel y el paso del Mar Rojo conducido por Moisés.
El atlas de Europa de Mercator. El primer compendio de mapas del continente europeo, compuesto por el cartógrafo flamenco Gerardus Mercator en 1570. En el mapa de la Península Ibérica las líneas que dividían los antiguos reinos se han trazado con líneas de puntos para enfatizar la unidad bajo una sola monarquía desde 1492. Madrid, que aún no era la capital cuando se compuso el mapa, figura como una pequeña ciudad regional, inferior a León, por ejemplo.
El tratado de anatomía de Vesalio. De humani corporis fabrica (Acerca de la estructura del cuerpo humano). Una de las obras más influyentes de la historia de la medicina occidental. Erudito de la Universidad de Padua y diestro en la disección, Andrea Vesalio aplicó en este volumen el resultado de sus propias investigaciones. Describe minuciosamente la composición de la musculatura, y del estómago, los pulmones, los riñones o el cerebro Vesalio creó así la ciencia de la anatomía moderna.
Otros libros destacados son el Evangelio de Lindisfarne, escrito e iluminado en el siglo VII por un monje de la localidad que da nombre al texto, situada al noreste de Inglaterra. Son célebres los intrincados trazados de la página 12, con la gran capitular que inicia el Evangelio de Mateo: “El nacimiento de Jesucristo sucedió así”; el manuscrito que dio origen a Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll (seudónimo del matemático Charles Dodgson), que el propio autor ilustró y dedicó en 1864 a Alice Liddell, la hija del deán de su universidad;y el Corán del sultán mameluco Baybar, uno de los coranes iluminados más impresionantes de la British Library, escrito en El Cairo a principios del siglo XIV.
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