"Utilizaré el dinero para pagar médicos porque ya tengo 70 años"
En el año 2004, los lectores de la revista Letras libres le votaron a través de Internet como el mejor poeta de México. En octubre de 2008 llenó de poesía el Zócalo de la capital mexicana, escenario más bien de estridentes arengas y manifestaciones. Ayer, Jaime Siles, uno de los jurados del premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, dijo que el galardonado de este año ha logrado, después de Octavio Paz, crear un "ámbito y un espacio poético propio". A pesar de todo ello, José Emilio Pacheco asume con modestia y honesta sorpresa la noticia del reconocimiento que antes recayó en Gonzalo Rojas y Antonio Gamoneda, entre otros.
"Es como un regalo, coincide con que el 30 de junio cumpliré 70 años, me parece íntimamente agradable que coincida con ello", señala Pacheco, vía telefónica, a EL PAÍS. Y que coincida, agrega, con que después de varios años de no publicar salgan tres volúmenes suyos a la luz. Uno es de poemas en verso, Como la lluvia; otro de poemas en prosa, La edad de las tinieblas; y una recopilación de las versiones poéticas de la que ya salió un adelanto, que es la versión de El cantar de los cantares, publicada en España por Visor.
"No me considero un maestro; prefiero aprender", señala el autor
"Estamos ante un hombre que les habla a los hombres en un lenguaje carente de artificios o de excesiva filigrana y verdaderamente empleado por ellos, comunicándoles un propósito que espontáneamente rebosa sentimientos poderosos", escribió Pura López Colomé de él en la revista Letras libres de mayo del 2008. Lejano a explicaciones sofisticadas sobre su obra, Pacheco adelanta que la parte económica del premio, que en esta edición está dotada con 42.000 euros, la empleará en médicos. "Tengo el padecimiento de tener 70 años, es un privilegio haber sobrevivido hasta aquí, pero ya nada funciona, todo tiene que estar constantemente siendo revisado, pasársela en consultorios médicos".
"Se caracteriza por tener una poesía de enorme exactitud, de enorme cultura, de enorme atención a los fenómenos inmediatos, donde configura una visión del mundo escéptica y a la vez afectiva. Ejemplo de eso es su poema sobre la patria, Alta traición", subraya uno de los editores del suplemento literario del diario Reforma, Sergio González Rodríguez, quien agrega: "Tiene una gran capacidad de conmoverse ante la tragedia ajena, una gran sensibilidad ante lo que ocurre a la comunidad que lo rodea, para luego darle un sentido poético a esa realidad".
Pacheco rechaza el título de maestro, "me gusta más bien aprender", y se niega igualmente a decir a quiénes considera sus maestros. Explica que le quedó un trauma desde que una vez a los 20 años se le olvidó mencionar entre sus maestros a su abuela Emilia Abreu, quien le enseñó las letras. "Me pareció un acto de ingratitud tan grande que nunca más he querido responder a eso", explica.
El poeta tiene hoy algunos dilemas. Cinco personas elaboraron, por separado, sendas antologías de sus artículos semanales publicados en la revista Proceso, que durante dos décadas fueron una crónica indispensable. Hoy no sabe cómo elegir una sola de esas compilaciones.
Este autor, que reescribe sus libros, incluso una vez publicados, -"nunca termino de estar satisfecho; es una tortura muy grande y una manera de hacerse impopular, pues la gente siente que el viejo autor los está despojando de la versión que leyeron"-, concluye que es "terrible haber nacido en 1939, pero tuvo la gran ventaja de crecer con la generación del exilio español, topársela en el salón de clases, en el periódico".
El Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana reconoce el conjunto de la obra de un autor vivo. Este año, el jurado estuvo integrado por el presidente de Patrimonio Nacional, Yago Pico de Coaña; el rector de Salamanca, José Ramón Alonso; el director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha; y los escritores Pablo García Baena, José Saramago, Luis Antonio de Villena, Jaime Siles, J. M. Caballero Bonald, José Miguel Santiago Castelo y Carmen Posadas.
Babelia
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