Tutankamón se presenta en sociedad
La momia del faraón se exhibe desde hoy a los visitantes en el Valle de los Reyes
Tutankamón se alza de entre los muertos. De las tinieblas a la luz. Como un Lázaro tebano, el joven faraón, el rey-niño que ha fascinado a generaciones enteras desde el hallazgo de su tumba por Carter en 1922, ha abandonado el sarcófago en el que descansaba a oscuras para dar la cara y ofrecerse desde ahora abiertamente a la mirada del público, para recibir en casa como quien dice (en su misma tumba en el Valle de los Reyes, en Luxor). Hasta el momento, sólo los expertos que han estudiado periódicamente el cuerpo del faraón habían tenido el privilegio de verlo en directo, aunque ha sido fotografiado copiosamente.
La momia de Tutankamón fue exhibida ayer -presentada en sociedad cabría decir- por primera vez en su nueva instalación: una urna de plexiglás transparente monitorizada a fin de prevenir cualquier alteración climática que pudiera dañarla. Desde hoy, cualquiera -previo paso por taquilla- podrá estar cara a cara con el que, pese a su breve reinado, es sin duda el faraón más famoso de la historia. Una experiencia fabulosa.
La exposición de Tut es una maniobra publicitaria de altos vuelos para Egipto
Aunque el salto es cualitativamente colosal, de permanecer oculto a mostrarse a los visitantes, Tutankamón se ha desplazado muy poco: apenas unos metros dentro de su propia tumba, KV 62, en el Valle de los Reyes. Hasta ahora, y desde el descubrimiento y vaciado de la tumba, la momia del rey descansaba en una humilde caja de madera dentro del ataúd dorado exterior -uno de los tres ataúdes antropomorfos que, como muñecas rusas, rodeaban originalmente el cuerpo de Tutankamón-, metido éste en el gran sarcófago cuadrado de cuarcita abierto. Asomado desde la antecámara de la pequeña tumba a la cámara funeraria, que está más abajo, el visitante todo lo que veía eran las facciones doradas del ataúd dentro del sarcófago de piedra cubierto con una plancha de cristal. Ahora, la urna transparente que es el nuevo lecho mortuorio de Tut está en la antecámara, a poca distancia del sarcófago ya vacío.
De la presentación del nuevo estado social de la momia -visitable- se encargó ayer, cuando se cumplían exactamente 85 años del hallazgo de la tumba, el secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto e impulsor de la iniciativa, Zahi Hawass, que, con su facilidad para la palabra ampulosa, dijo exultante, según informa Reuter: "Hoy es un gran día. Con la colocación de la momia en la vitrina, mandamos al niño dorado a la vida eterna". La decisión de trasladar a Tutankamón a la urna se ha justificado, efectivamente, con la necesidad de protegerlo, ante el serio deterioro ambiental de la tumba, causado, en buena parte, por la humedad que desprenden los turistas durante las visitas (respiración y transpiración). Hawass recalcó ayer que Tutankamón amenazaba convertirse en polvo (sugerente imagen que nos remite a una escena de The Mummy Returns). En cualquier caso, la exposición de Tut, que entra en el selecto club de los faraones expuestos -Ramsés II, Seti I, etcétera-, es además una maniobra publicitaria de altos vuelos para Egipto y sus antigüedades en un momento en que la gira internacional de parte de sus tesoros ha despertado de nuevo la tutmanía mundial. Ayer, National Geographic (sociedad de la que Hawass es explorador residente) y Discovery Channel, entre otras televisiones, grabaron en directo el delicado momento del traslado de Tut del sarcófago a la urna.
La exhibición de Tutankamón coincide también con las nuevas teorías sobre su deceso: habría muerto por una grave herida en la pierna causada por un accidente de carro durante una cacería, que le habría provocado gangrena.
Para su exhibición, Tutankamón ha sido adecentado, pues no era cuestión de presentarlo en toda su patética desnudez (al retirar el envoltorio de la momia y realizarle la primera autopsia, en noviembre de 1923, Carter y Derry la dejaron muy maltrecha, en parte literalmente en los huesos). El cuerpo de la momia ha sido castamente cubierto con una sábana de lino -de acuerdo con la moda reciente en Egipto de exhibición de cuerpos faraónicos embalsamados: mostrar sí, pero con dignidad, sin estimular el morbo- , no dejando expuesto a las miradas más que el rostro y la cabeza del rey (y los pies). Cualquiera puede desde ahora asomarse a esa cara conmovedora y a la vez misteriosa, escrutar las órbitas vacías donde unos ojos observaron cosas maravillosas (muchas más de las que vio Carter) hace más de tres mil años.
El rostro de Tutankamón, para quien quiera irse preparando, es oscuro, más que la piel del cuerpo (blanca grisácea donde se conservó), de piel quebradiza y manchada de natrón residual del proceso de embalsamamiento. La cabeza está limpiamente afeitada, las orejas perforadas, la nariz aplanada por la presión de las vendas. Carter refirió con tono conmovedor "las bellas y bien formadas facciones del rey" -aunque tanta poesía no le impidió usar cuchillos calientes para desprenderle la máscara de oro-. Mustafá Wazary, director del Valle de los Reyes, señaló ayer, según France Press, a los periodistas presentes: "Lo que van a ver es una cara muy hermosa. De un joven guapo, con una bonita sonrisa". Hombre, guapo, guapo, Tutankamón no lo es, al menos ahora. Es cierto que tiene una expresión cordial, un punto conejil, pero seguramente se deba más al embalsamamiento que al carácter.
Peripecias de una momia
- La tumba de Tutankamón fue hallada el 4 de noviembre de 1922, pero hasta el año siguiente no se accedió al cuerpo del rey, en la cámara sepulcral.
- Carter y su equipo trataron brutalmente la momia, que de hecho quedó descuartizada tras retirarle los abalorios y vendas y practicarle la autopsia. Se fotografió el cuerpo en una caja de madera con arena para que pareciera articulado.
- En 1968 se practicó una nueva autopsia que incluyó radiografías. Se descartó la tuberculosis. Teoría del golpe en la cabeza. Se extravió el pene.
- Nuevo análisis en 2005, escáner, tomografía computerizada. Se descartó el asesinato. Se observó fractura en la pierna izquierda. Apareció el pene.
Babelia
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