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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Todos nos llamamos Pérez

Pocas cosas hay más desconcertantes que la primera secuencia de esta irregular y oscilante película: unos seres salidos de un cuadro de Paul Delvaux son captados en una playa, old fashion en todo lo que se contempla, por una cámara irreal, etérea. Restos de un mundo desaparecido, los personajes pertenecen a la diégesis porque son el sueño de otro, el preso Juan Pérez, que los recrea en la celda de un espeluznante penal castrista. Da muchas pistas esta secuencia, que habla del pasado irrepetible, y con su continuación, del presente osco: no hay futuro posible, sugiere el comienzo del filme. Y, sin embargo, Cuando salí... hablará justamente (le eso de lo que vendrá cuando los sueños del pasado, níveos trajes de hilo, sol caribeño, mujeres de elegancia pretérita se confronten con la realidad del futuro; cuando nuestro hombre abandone el cartón piedra (del universo carcelario castrista. Cuando salí de Cuba hablará (le un hombre roto pero aún ilusionado, y de una mujer a quien todos sus sueños parecen desertarle cuando menos lo espera. "Prostituta reconvertida en cortadora de caña, la segunda Pérez del filme -las otras son la esposa y la hija del ex preso, una historia de menor importancia- se compara con Cuba, siempre usada pero nunca poseída, sueña con John Wayne y con el rock y pretende vivir en un país donde se permita su vida anarquizante. Varios sueños: Wayne ha muerto aunque ella no lo sepa, el primero que le invita a bailar en una discoteca pretenderá pagarle por unos "servicios" que ella no está prestando, y en la Tierra de la Libertad le espera un estadio de béisbol como campo de concentración. Al fin y al cabo ella es sólo una "marielita", una prófuga de la Cuba revolucionaria que es también potencialmente asocial.

Cuando salí de Cuba (The Pérez family)

Dirección: Mira Nair. Guión: Robin Swicord, según la novela de Christine Bell. Fotografía: Stuart Dryburgh. Música: Alan Silvestri. Producción: Michael Nozik y Lyria Dean Pilcher. Estados Unidos, 1995. Intérpretes: Marisa Tomei, Alfred Molina, Anjelica Huston, Chazz Palminteri, Trini Alvarado, Celia Cruz. Estreno en Madrid: cines Plaza Aluche, Benlliure, Acteón, Liceo, España, Aragón y Conde Duque.

Emigrantes

El gran tema, pues, que aborda el filme no es otro que la condición emigrante y lo a ella conexo: el desarraigo de los sueños, la dureza de la realidad, la negación de los paraísos, algo que la india Mira Nair ha experimentado en su propia vida y ha ilustrado en su anterior filme, Mississippi Masala.No siempre este abordaje resulta satisfactorio. Hay en el filme mucho recurso de guionista sin ideas; la amalgama entre elementos surreales y voluntad documenatalista tropieza en algunos momentos, aunque provoque ciertas hilaridades a trompicones -por ejemplo, el personaje del abuelo desnudo- y algún momento hasta ridículo, como cuando el corazón de Juan Pérez empieza a sangrar para mostrar su dolor afectivo.

No siempre Nair logra encontrar el tono de la narración; pero cuando lo hace, que suele coincidir con la presencia en el encuadre de Marisa Tomei, un prodigio de intérprete, un verdadero lujo, la película se convierte en ácida comedia costumbrista, en reivindicación del aquí y ahora por encima de la nostalgia y en inclemente fustazo contra la Cuba castrista y Estados Unidos, falsos propagandistas de sí mismos.

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