El Sundance más político
El festival hace suya con varios filmes la denuncia de la guerra de Irak
El Festival de Sundance, la cita anual con ese otro cine de Estados Unidos que rara vez arrasa en las taquillas y apenas se distribuye, ha comenzado de la manera más política posible: con el llamamiento a una disculpa presidencial por la guerra en Irak. El creador, inspirador y motor del festival, Robert Redford, compara el certamen de Park City (Utah) con "nuestra versión de Pamplona durante los encierros" y pide que el protagonista sea el cine, no las estrellas o los cazadores de gangas.
Eso es Sundance en muchas ocasiones: una carrera por encontrar al próximo Quentin Tarantino, que casi no existía hasta que Reservoir Dogs se proyectó en este certamen en 1992. La otra categoría habitual en el tiempo que dura el festival es la de estrella alicaída en proceso de rehabilitación artística: actúan por poco dinero en un filme independiente con la esperanza de convertirse en el próximo Bill Murray.
Robert Redford cree que Bush nos debe una "inmensa disculpa" por la guerra de Irak
"Hay que centrarse en el cine", insistía el director y actor Robert Redford tras la proyección de la película que abrió el festival, Chicago 10, un documental sobre el juicio a varios jóvenes acusados de organizar protestas contra la guerra de Vietnam a finales de los sesenta. Redford aprovechó ese planteamiento para lamentar que el "espíritu de unidad" que se creó en Estados Unidos después del 11-S acabara destrozado por las acciones y decisiones del presidente George W. Bush. Después de aquellos atentados "dejamos a un lado nuestras preocupaciones para que los líderes liderasen; creo que se nos debe una inmensa disculpa masiva", dijo Redford en referencia a la guerra en Irak.
Otro documental comprometido lleva el apellido de un mito político asesinado en 1968, año en el que está ambientada Chicago 10. Rory Kennedy, hija de Robert (Bobby Kennedy), presenta en Sundance Fantasmas de Abu Ghraib, que contiene entrevistas a soldados que han protagonizado o presenciado abusos en esa infausta prisión de Estados Unidos en Irak. La autora ha querido retratar cómo gente corriente, como diría Redford, puede llegar a cometer actos de extraordinaria vileza. "No es una película sobre Abu Ghraib, es una película sobre Estados Unidos y sobre cómo somos como país, y en los últimos tres años nos hemos convertido en un país que representa exactamente lo contrario de lo que somos. Ahora se conoce por torturar a la gente", dice.
No es la única producción sobre Irak en Sundance. No end in sight (Sin final a la vista) habla de los errores y las incompetencias en esa guerra. Grace is gone, con John Cusack de protagonista, cuenta la historia de un hombre enfrentado a la muerte de su mujer en combate en Irak. En 2006 el documental Irak in fragments ganó algunos de los mejores premios, aunque ha contado con una distribución mínima.
Entre las 120 películas que se van a proyectar hasta el cierre del certamen el día 28 figura la segunda como director de Antonio Banderas, El camino de los ingleses, presentada bajo el título Summer rain y proyectada anoche fuera de concurso. Al margen de esta cinta y salvo la participación esporádica de guionistas latinoamericanos, no hay más presencia hispana en el programa, diseñado a partir de las 3.200 películas aspirantes.
Entre los filmes que generan mayor expectación se encuentra el nuevo trabajo como actor del aclamado Philip Seymour Hoffman en The Savages. Parte también con críticas excelentes An American crime, con Catherine Keener, sobre una niña torturada por los abusos de su madre.
Por primera vez, Sundance presenta también una amplia selección de cortometrajes abiertos no sólo a los asistentes, sino a quien quiera pagar 1,53 euros para descargarlos a través de la tienda "iTunes" de Apple.
Babelia
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