Sitges se rinde a la ciencia-ficción de 'Moon'
El filme del hijo de David Bowie gana los principales premios del certamen
Lo han conseguido. Por una vez, y sin que sirva de precedente, el jurado de un evento cinematográfico de primer orden ha conseguido emitir un veredicto equilibrado, razonable y lógico. Increíble, pero cierto. Un día habrá que agradecérselo al realizador Neil Marshall, los actores John Saxon y Amanda Plummer, el escritor Tuomas Riskala y el crítico de cine Jordi Batlle Caminal.
Desde el momento en que se proyectó, Moon, el debut de ese marciano llamado Duncan Jones, también conocido por ser el hijo de David Bowie, sonaba a principal favorita.
El retoño del duque blanco entregó una película del siglo XXI que respira como una pequeña joya de los años setenta, de las que tres décadas después siguen oliendo a clásico.
"Hice los decorados con el dinero que tenía. Luego pedí el resto", dice el director
Elena Anaya, mejor actriz 'ex aequo' junto con la coreana Kim Ok-vin
La película la firma Jones, pero bien podría hacerlo un Kubrick primerizo; se llama Moon, y pertenece a la ciencia-ficción, por adscribirla a un género. Lo que queda claro es que Moon pertenece a esa especie protegida que integran los filmes que tratan de alejarse a toda velocidad del canon imperante de su época. En Sitges se lleva los premios al mejor diseño de producción, mejor guión, mejor película y mejor actor. El galardón para su protagonista, Sam Rockwell, es un acto de justicia: el intérprete estará en la carrera para los Oscar y éste es simplemente otro paso más, producto de un trabajo impecable. "El cine independiente está imposible: no te dan el dinero si no te conocen; y para conocerte necesitas hacer algo distinto, que obviamente cuesta dinero. No es justo que sea así, pero es lo que hay", reconocía el propio Rockwell en Sitges.
De hecho, es un milagro que Moon haya podido pasar de ser otro proyecto en el limbo de las buenas ideas a una realidad palpable. "Con el dinero que tenía construí los decorados y cuando acabé fui a pedir lo que necesitaba para empezar a rodar. Supongo que cuando vieron que tenía a Sam Rockwell y a Kevin Spacey [dobla a un robot], y que todo les iba a costar un par de millones de dólares (1,3 millones de euros) no tuvieron que pensárselo demasiado. Aunque si no llegan a darme el dinero ahora mismo no estaría aquí", confesaba Jones. Esta ópera prima espacial, que llegó a Sitges luciendo galones de comandante gracias a su éxito en Sundance, se estrenó en España el pasado viernes.
El otro protagonista del día fue Brillante Mendoza, el realizador filipino que se ha hecho con los favores de la cinefilia en tan sólo cinco años y que ha rascado los premios a mejor director y mejor banda sonora original por Kinatay. El premio a mejor actriz ha sido para Elena Anaya. Cuando todos cantaban victoria por el cumplimiento de la cuota nacional (a la que está obligado cualquier jurado que se precie) resulta que Anaya no estaba sola: el galardón era ex aequo y la otra mitad era para la coreana Kim Ok-vin (alma de Thirst, la propuesta vampírica de Park Chan-wook).
También ha habido trofeos menores para la preciosa Mr. Nobody y la irregular Splice, mejor maquillaje y mejores efectos especiales respectivamente; y para Enter the void, de Gaspar Noé, que se llevó la mejor fotografía y el premio especial del Jurado. Finalmente, el premio del público se lo ha llevado la estupenda Zombieland, una película en las antípodas de Moon que pervierte el género de zombies a base de humor y mala leche. Clausuró el festival La carretera, broche de oro para un certamen que sigue viento en popa, con récord de público en plena crisis: 60.000 entradas vendidas, un 20% más que en la pasada edición.
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