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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Ambición y riesgo

La primera tentación que surge después de ver las tersas, implacables imágenes de la película de Gonzalo Suárez, es volver sobre lo que siempre se vuelve cuando se habla de su cine: al binomio cine / literatura, que la voluntad del director convierte siempre en un discurso inextricable, propio, ferozmente personal.Pero la tentación pasa pronto cuando uno se percata qué, también como casi siempre, estas referencias no son más que falsas pistas que enmascaran (y que ayudan a dar espesor) otras finalidades: a la postre, a este crítico, le gusta ver el filme como una revisitación, por otros derroteros, de El séptimo sello, la bella reflexión bergmaniana sobre la vida y la muerte, sobre la posibilidad de hurtarle a la gran guadaña el destino de unos inocentes, aunque por ello tengan que morir otros. La parodia que el filme ilustra no es otra que la confirmación de que sólo el amor y la inocencia lo pueden todo. Incluso pueden con la muerte.

El detective y la muerte

Dirección: Gonzalo Suárez. Guión: G. Suárez y Azucena Rodríguez. Fotografía: Carlos Suárez. Música: Suso Saiz. Producción: Andrés Vicente Gómez para Ditirambo Films y Lola Films, España, 1994. Intérpretes: Javier Bardem, María de Medeiros, Carmelo Gómez, Héctor Alterio, Charo López, Mapi Galán. Estreno en Madrid: cines Minicines, Renoir.

Pero en el filme hay, también vacilaciones y hasta excesos que un guion más trabajado hubiera eliminado de raíz -sobran algunos personajes; para nada sirve la larga secuencia del cabaré, por poner algún ejemplo- Pero, de lo que nadie podrá jamás acusar a Suárez es de tacañería, de cuentagoteo de la inspiración: la suya surge a chorros, y si siempre es de agradecer la ambición, aún más en un contexto como en el que nos movemos, en el que no es precisamente la generosidad de ideas lo que prima. Así, podemos hablar también de un empeño ético, de un documento de nuestra existencia cotidiana; de un intento de acercamiento, a través de un género de culto como es el cine negro, a un mundo fabulado en el cual la referencia central es la caída de los muros ideológicos, el todo vale, la violencia racista, un mundo en el cual caben cada vez menos las actitudes valientes y más el cálculo, la corrupción, la violencia.

Actores espléndidos

Todas estas cosas están en el filme, y aunque en ocasiones no terminen de ensamblarse adecuadamente, lo cierto es que forman un conjunto de fascinante interés al que hay que- añadir, por supuesto, un elenco de actores espléndidos.Vaya por delante que todos están bien; pero sus dos máximos protagonistas, Javier Bardem y María de Medeiros, bordan sus papeles. Bardem, reciente Concha de Plata en San Sebastián por sus papeles secundario en Días contados y protagonista aquí, logra domeñar su impresionante fuerza en la pantalla para dar un personaje matizado, sensible y comedido, aunque sin desdeñar el arrebato -su secuencia erótica con Charo López es de pura antología-. Por su parte, la falsa fragilidad de Medeiros se va adueñando, poco a poco, de la película, hasta culminar uno de los tours de force más logrados del último cine español.

Acierto de Suárez: que Medeiros ocupe un lugar central en la pantalla es el discurso último de este filme, a veces vacilante, excesivo; pero también valiente, arriesgado, generoso, como si Suárez se situara por vez primera ante una cámara. Y no hay mejor elogio para su trabajo que el reconocimiento de su juventud perpetua. Que dure.

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