Relaciones peligrosas
Chatarra.
Dirección: Félix Rotaeta. Guión: Michel Gaztambide, F. Rotaeta, Domingo Sánchez y J. A. Vitoria, basada en Los puñales de La Martinica, de Gaztambide. Fotografía: Josep M. Civit. Música: Carlos Miranda. Producción: Rosa Romero y Victoria Borrás para Avanti Films, España, 1991 Intérpretes: Carmen Maura, Mario Gas, Alex Casanovas, Rosario Flores, María Orozco, Santi Ricart, Walter Vidarte. Estreno en Madrid:, Bailén, Arlequín, Bilbao, Vergara y Vaguada.
¿Hasta dónde puede llegar el poder despótico de una persona sobre otra? ¿Hasta qué punto se puede resistir la presión siempre renovada y angustiosa del pasado? A, partir de estas premisas, el saber qué puede ocurrirle a una mujer que vive de alterne mientras ve crecer a su hija adolescente, cuando de pronto vuelve a caer bajo el dominio de un despótico amante anterior, policía para mayores datos, construye Félix Rotaeta su segunda película, indudablemente un paso adelante respecto a aquella El placer de matar que fue en 1987 su presentación como director de cine.Rotaeta es ante todo un creador que se mueve a gusto en los márgenes del supuesto buen gusto convencional. Buena muestra de ello es esta Chatarra, a concurso en Venecia 91, primer filme español en la selección oficial en varios años.
Como Ariel, filme mayor de ese excelente director que es Aki Kaurismáki, también en la película de Rotaeta la acción se centra entorno a un grupo de perdedores, esa chatarra de la sociedad tan explícita como irónicamente evocada en el título del filme: una prostituta, su hija adolescente, un conductor de furgoneta y ocasional rapiñero, un policía que arrastra tanto su pierna tiesa como un pasado y un presente pendencieros.
La idea de una liberación que tiene nombre y geografía -Australia- sobrevuela, como en Ariel, por encima de la vida de la prostituta -excelente Carmen Maura- y de su hija, acosadas por el brutal policía -mario Gas en su mejor trabajo cinematográfico hasta la fecha-, quien se pretende padre de la chica y aspirante a esposo de la Maura. El desenlace no ahorra la tragedia, la brusquedad ni la violencia.
No es Chatarra un filme perfecto, ni se lo propone: su meta no es contentar a nadie, aunque algo de ello parezca deslizarse en un final que se desearía más seco y menos complaciente.
Con sus errores y sus virtudes, se sitúa no obstante en la línea de un cine independiente hecho con .rigor y con un buen diseño de producción. No es ajeno a él la infatigable Rosa Romero, la productora de Boom, boom, aquí con nuevos socios pero con igual acierto a la hora de vender u producto: algo de lo que están muy necesitados tantos y tantos filmes que se realizan en España de forma similar a éste y que, no obstante, no tienen opción de llegar a un público.
Babelia
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