Quim Monzó lee el discurso inaugural de la Feria de Francfort
El autor evoca con un cuento la historia de la literatura catalana
El escritor catalán Quim Monzó sorprendió hoy en la inauguración de la Feria del Libro de Frankfurt, de la que la cultura catalana es invitada de honor, con un entretenido discurso en forma de cuento plagado de referencias a la historia de la cultura catalana, recibido con una gran ovación en el auditorio.
El cuento del autor de El perquè de tot plegat gira en torno a un escritor (trasunto del propio Monzó) a quien le proponen hacer el protocolario discurso inicial de la Feria de Frankfurt, cosa que acepta porque "no tiene que pedir perdón a nadie por sentirse parte de la cultura invitada".
Este escritor se sorprende de por qué la feria ha elegido la cultura catalana como invitada, que es "desestructurada, repartida entre varios estados en el que en ninguno es lengua realmente oficial", recordando que el único precedente en el que se visualizó a una lengua sin estado es el Nobel de Literatura que premió al occitano Frederic Mistral.
Para el protagonista del cuento, pese a que los avatares políticos "no han dado muchas alegrías", la literatura catalana es claramente "una de las piezas fundacionales de la cultura europea". Este personaje sentencia que "ninguna literatura sin Estado de esta Europa no ha sido tan sólida, dúctil y continua" como la catalana.
El personaje se pregunta si ha de hacer alusión a todo esto en el cuento y recuerda que la "potencia inicial" de la literatura catalana nace en Ramon Llull, un mallorquín que apareció por la isla mucho antes que "los touroperadores, los aviones de bajo coste, Boris Becker y Claudia Schiffer".
En una constante duda sobre si tiene que nombrar una retahíla de nombres de la literatura catalana, el personaje del cuento recuerda que el primer tratado de Derecho fue en catalán, Consolat de Mar, que rigió las relaciones marítimas del Mediterráneo, así como también fueron en catalán los primeros europeos en dietética, medicina, cirugía o gastronomía.
El protagonista busca otros discursos y ve que siempre se exalta la cultura propia, una cuestión que los distancia de la parte del auditorio que no la comparte. En este sentido, rememora el histórico discurso de Pau Casals en Nueva York en la ONU en plena dictadura franquista en el que afirmaba: 'Soy catalán, Catalunya es hoy una provincia de España, pero ¿Qué ha sido Catalunya? Catalunya ha sido la nación más grande de mundo', o el surrealista trabalenguas que ideó Salvador Dalí en una parodia de discurso militar.
El personaje llega a la conclusión de que lo importante de los discursos es "el ritual", todo lo que involucra el protocolo, la americana y la corbata, en el que no importa mucho lo que se diga en concreto y sí que importa el tiempo, saber cuándo ha de acabar con un "nada más. Muchas gracias. Buenas tardes".
Babelia
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