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"Irrintzi", un ritual del pueblo vasco

Un montaje escénico del grupo "Akearre", con poemas de Blas de Otero, Celaya y Aresti

«Defenderé la casa de mi padre / contra los lobos, contra la sequía, contra la usura, / contra la justicia... / Defenderé la casa de mi padre / perderé los ganados, los huertos, los pinares. / Perderé los intereses, las rentas, los dividendos, pero..., defenderé la casa de mi padre. Me quitarán las armas y con las manos defenderé la casa de mi padre. / Me cortarán las manos y con los brazos.. defenderé la casa de mi padre. Me dejarán sin brazos, sin hombros y sin pechos / y con el alma defenderé la casa de mi padre. / Me moriré, se perderá mi alma, se perderá mi prole..., / pero la casa de mi padre seguirá en pie. »(Gabriel Aresti)

Con este poema, que tan profundamente refleja la idiosincrasia del pueblo vasco, se inicia el montaje teatral bilingüe Irrintzi (ritual del Pueblo Vasco), creado para el Grupo Akelarre por su director, Luis Iturri. La obra se ha estrenado con llenos totales en Bilbao.

Irrintzi, en palabras de Luis Iturri, quiere ser una visión de la evolución del pueblo vasco desde su época pagana a la cristiandad a través de una serie de ritos. Así, la obra gira en torno al hombre vasco ante el trabajo, ante el amor, en la, soledad, en la muerte, en la tortura...

«No se trata -señala Iturri- de un guión cerrado. Es una cadena de ritos que tratan de encajarse a lo largo de un montaje escénico.»

Para Luis Iturri, la tarea de hacer de poetas tan dispares, a la hora de exponer, una síntesis en tomo al hombre vasco no era fácil. Con la ayuda de especialistas en la obra de cada uno de los tres poetas -Luis Aramburu, Vidal de Nicolás y Celayeta- seleccionó doscientos poemas

«En un primer proceso de reflexión y lectura, los seis actores y yo nos. dedicamos a la experimentación, rompiendo los textos ' buscando la capacidad de improvisación, la liberación del cuerpoy de la voz; llegó un momento en que no había ni textos. Eran sólo ideas, gestos, voces, sonidos y vivencias personales sobre cada uno de los temas.»

Para lograr una mayor raíz ancestral para la obra y de paso darle un ritmo, Iturri introdujo instrumentos autóctonos vascos como las maquillas, la txalaparta -aunque simulada- y el cuerno, logrando una percusión que será la base del espectáculo y puede decirse que, efectivamente, es el sonido lo que más acerca al espectador a lo vasco, a las resonancias ancestrales, a lo desconocido, a ese pasado vasco inquietante de brujas y akelarres..

«Empezamos por utilizar ritmos de nuestras danzas, que aplicamos sobre la plataforma del escenario a base de maquillas. El escenario se convierte así en una gran txalaparta, ese instrumento de percusión milenario con el que los pastores vascos se comunicaban de montaña a montaña. A través de estos ritmos fluyen los textos y toda la acción escénica.»

El contrapunto a cada uno de los ritos expuestos en escena es la actuación de un bersolari, que introduce, de algún modo, las distintas secuencias. Para acabar de completar un conjunto armónico de ritual y folklore, de grito y ritmo, se ha introducido la presencia en el espectáculo de un datzari -bailarín-, que aparece totalmente integrado en la obra como un personaje más, simbólico de lo bello, de lo puro, de la libertad, del amor...

La censura y los económicos, los principales problemas

Desde que el Irrintzi comenzó a concebirse debió toparse una y otra vez con el coco de la censura y las penurias económicas. Los textos sobré poetas malditos, como Aresti, Blas de Otero y Celaya fueron cercenados una y otra vez por la censura, que, entre otros pasajes, se carga aquel poema de Otero, «Peor que la guerra, que la paz. Esa paz que suena a tiro y que mata sin alarma».«Todo el montaje de la obra se ha desarrollado bajo el signo del sobresalto provocado una y otra vez por la censura. En octubre, primero obtuvimos la promesa de que la obra pasarla. Posteriormente llegó la denegación del permiso. Finalmente hace nocos meses la obra sería aprobada, pero con seis importantes cortes en el texto.

Esa misma inseguridad producida por la censura, con parones en los ensayos, ocasionaba malestar e incertidumbre sobre el desenlace, y provocó no pocas crisis económicas en Akelarre, puesto que el montaje debía ser costoso económicamente, para así permitir la realización de un trabajo de preparación y ensayo sin prisas ni agobios.

Cuando finalmente llegó la luz verde del ministerio, Akelarre se encontró compuesto y sin medios. Las aportaciones de amigos y mecenas, los bonos de ayuda popular y las primeras taquillas han logrado poner a flote Irrintzi.

Akelarre, un grupo independiente para Euskadi

Hace doce años Luis Iturri crea Akelarre, que en principio surge como una sociedad de espectáculos, en el que hay un grupo teatral que debe convertirse en una compañía estable para Euskadi. Desde entonces Akelarre -en gira por el País Vasco o el Estado españolpone en escena obras de Arrabal, Durrenmat, Steinbeck, Martínez Mediero, Lauro Olmo, Ionesco Becket, Quevedo, Chejov y otros autores.Akelarre, por medio de Luis Iturri, ha creado ahora su primera obra enteramente Vasca en sus raíces, en sus textos, y en su concepción. Pero es de destacar el hecho de que, aun manejando material tan sumamente politizado, en un momento especialmente delicado en Euskadi, Luis Iturri y Akelarre han logrado una mesura y una objetividad realmente destacada Se ha huido de los oportunismos de dar carnaza fácil a un público, ávido de libelo y demagogia. En este sentido puede decirse que la obra tiene más de simbólico, más de hermetismo mágico y reconscentración -caracteres muy vascos- que de datos directos. Irrintzi, pues, es, en toda la extensión de la palabra, una cadena de ritos, un ritual del pueblo vasco de ayer y de hoy.

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