Lección de geografía artística

La misma impresión elegante, delicada y erudita sin esfuerzo que transmite Georges Didi-Huberman, queda tras la visita a la muestra que el pensador y teórico de las imágenes francés ha comisariado en el Reina Sofía. Atlas. ¿Cómo almacenar el mundo?, cuya inauguración está prevista para el viernes, es la exposición temporal estrella de los actos de celebración del 20º aniversario del centro de arte.

Trata sobre la naturaleza de los atlas, y no solo los geográficos, esos esfuerzos de ordenar y reducir a la escala humana conceptos tan inasibles como la superficie del planeta, la naturaleza, la estética o la ciudad.

Pero también versa sobre el coleccionismo, sobre lo que las imágenes cuentan cuando se relacionan, sobre la tendencia humana al collage (de las carpetas de adolescente a los álbumes de fotografías del Facebook, generamos continuamente atlas) o sobre esas postales compradas sin demasiado convencimiento que, nadie sabe cómo, sobreviven a las mudanzas.

La muestra versa sobre lo que las imágenes cuentan cuando se relacionan

"El atlas es un trabajo de decisión, elección y resumen", explica el comisario

Didi-Huberman parte tanto del mito griego del titán que acabó condenado a sostener los pilares de la Tierra, como de los Desastres y Caprichos de Goya: una anónima estatua romana de Atlas y varios ejemplos de las series del pintor aragonés inician un recorrido en el que predomina la obra en papel, fotografía y grabados. Las piezas -de artistas de las vanguardias y contemporáneos, pero también de escritores y filósofos- se disponen por temas como la ciudad, la literatura, la guerra o el erotismo y abandonan a menudo la verticalidad para desparramarse en lo horizontal, "abrazados al concepto de la mesa", dice el comisario, "lugar natural de los atlas".

Con guantes de látex para manipular amarillentos legajos, Didi-Huberman explicaba el viernes con la muestra a medio montar que no es una exposición sobre el archivo, tema y método predominante hasta la náusea en un cierto arte contemporáneo banal pese a su aparente profundidad. "Yo he trabajado en archivos y la idea de archivo y la de exposición son contradictorias. Ver una muestra toma unas dos horas y el trabajo en un archivo es cosa de años. Por eso el atlas es un trabajo de decisión, elección y resumen", afirmaba ante un célebre collage dadaísta.

Tampoco es esta, asegura el pensador, una exposición sobre el historiador del Renacimiento y bibliómano Aby Warburg (1866-1929), aunque su famosísimo Atlas Mnemosyne (recién publicado por Akal) sea una de las piezas fundamentales de la muestra y del aparato teórico que a lo largo de una veintena larga de libros ha levantado Didi-Huberman, todo un experto en el mito del pensador alemán, uno d elos inventores de la moderna crítica cultural, además de en figuras como Walter Benjamin o Carl Einstein.

A Warburg dedicó el ensayo La imagen superviviente (Abada) y al trío, afín al proyecto museográfico de Manuel Borja-Villel, director del Reina Sofía, consagró Ante el tiempo (Adriana Hidalgo). "El proceso de montar la exposición ha sido una larga y enriquecedora discusión con Borja-Villel, pese a que la idea original no sea suya", explicaba.

El resultado incluye piezas fundamentales como los atlas de Gerhard Richter o Bertoldt Brecht, hipnóticos photostadts de Benjamin, esculturas horizontales de Giacometti, una aislada pintura de Tàpies o la intrigante fotografía Sumidero de Laszlo Moholy-Nagy. En la selección, reflejo de la inagotable curiosidad del comisario, hay lugar para la presencia española (Pedro G. Romero o Ignasi Aballí) y para curiosidades como los mapas escolares recortados por Rimbaud o los dibujos con los que el joven Thomas Geve trató de explicarse lo inexplicable, el horror cotidiano del campo nazi de Buchenwald.