Jugar a la cinefilia
En el verano de 1947, por la misma época en que se desató en Hollywood la caza de brujas, el multimillonario Howard Hughes, hombre vinculado a la industria del cine y, sobre todo, a la aeronáutica, comparecía ante una comisión del Congreso para rendir cuentas del intento de soborno que había intentado con un antiguo jefe del comando aéreo aliado en el Mediterráneo. El motivo: intentar la venta de un nuevo modelo de superavión, conocido como Pato Patoso que, a la postre, no habría de vender jamás a las fuerzas aéreas, por la sencilla razón de que estaba mal diseñado.Las crónicas de la época lo pintan en su comparecencia como "un Huckleberry Finn podrido de dinero, sin corbata, sin sombrero, con una camisa sucia y una chaqueta deportiva arrugada", prestada por su propio mayordomo.
Rocketeer
Director: Joe Johnston. Guión: Danny Bilson y Paul de Meo, inspirado en un comic original de Dave Stevens. Música: James Horner. Producción: Disney Studio, EE UU 1991. Intérpretes: Bill Campbell, Jennifer Connelly, Timothy Dalton, Alan Arkin. Estreno en Madrid en los cines: Aluche, Palacio de la Música, Novedades, Juan de Austria, Alcalá Multicines, Las Rozas Multicines, Parquesur, Florida, Real Cinema, Multicines Majadahonda.
La más cara de Disney
Que una película contemporánea, que es además la producción más cara emprendida por los estudios Disney hasta la fecha, nos devuelva ahora una imagen impoluta y hasta generosa del despotico misántropo que fue en vida el playboy y cineasta, es mérito dudoso a apuntar en la cuenta de Dave Stevens, autor del cómic en que se basa el filme (y aquí también productor asociado). Steven, a comienzos de los ochenta, acometió la tarea de revivir mitómanamente el Hollywood dorado y muerto de aquellos tiempos. No obstante, su historieta no tiene más intención ni interés que proponer un juego cinéfilo, la búsqueda del "who is who" detrás de cada personaje.Y prácticamente solo a esto se limita un filme que, como es norma, se apoya en unos efectos especiales esta vez mejores que en otras ocasiones -cortesía de la Industrial Light de George Lucas- A la postre, Rocketeer es eso, un filme-juego que como relato es más bien poca cosa: su guión equivoca el tono al intentar un imposible cruce entre el realismo de la reconstrucción de algunos ambientes y el carácter casi de ciencia ficción de su anécdota central; su director, que lo fue también de Cariño, he encogido a los niños, no va más allá de la dosis de ilustración de las viñetas de un cómic bastante soso.
Sólo funcionan, esto sí, unos villanos realmente estupendos -al frente de los cuales está Timothy Dalton- y que dan vuelta y media a un héroe juvenil de cartón piedra y a una heroína que, en el camino de la adaptación, perdió todo el morbo del original (no en vano es un personaje inspirado en la modelo porno Betty Page, que hizo furor en los cuarenta) para convertirse en una sufrida novia para todos los públicos.
Así las cosas, se trata pues de jugar: de identificar en los rasgos del director de cine que responde por Victor a Michael Curtiz; de ver en el rodaje del Filme de capa y espada el de Robin de los bosques; que, casualmente, se produjo el mismo año de la acción del filme, 1938; o al villano descomunal cuyo maquillaje recrea los rasgos de un ilustre secundario que era definido en la época como "el único monstruo que no necesita maquillaje".
Y bien poco más. Llamada a ser, si creemos en la publicidad, la gran película de la temporada, no parece en cambio que Rocketeer tenga otro destino que el de suministrar futuros entretenimientos en los varios parques que la multinacional Disney tiene diseminados por estos mundos de Dios.
Babelia
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