Intimidades rescatadas de 1808
El Archivo Histórico Nacional digitaliza 300.000 imágenes de la vida cotidiana, las luchas políticas y la campaña militar durante la Guerra de la Independencia
Hay cartas de amor que un día cambian de piel y se convierten en documentos históricos. "Se asegura por muy cierto que los franceses han dado una batalla en la cual han sido derrotados por los españoles con pérdida de muchos prisioneros y muertos. Además, dicen que han muerto a dos generales, puedes considerar como estaré con semejantes especies, juzga por lo mucho que tú sabes que te adoro". Mientras franceses y españoles sucumbían en las matanzas de una larga guerra (1808-1814), la autora de la carta se sentía morir de incertidumbre ante el paradero de un general del Ejército ocupante. El enemigo era el amado.
Esta misiva no se custodia en un arrinconado escritorio familiar. Se conserva en el Archivo Histórico Nacional (AHN) con el mismo celo que las cartas que Napoleón dirigió a su hermano José sugiriendo movimientos diplomáticos. Los textos privados muestran otra cara, más desconocida, de lo ocurrido durante la guerra de la Independencia, que enfrentó al ejército más poderoso del mundo, el napoleónico, con unas disparatadas tropas españolas formadas por soldados sin medios y civiles con ganas. Al menos hasta que un inglés, el duque de Wellington, no asumió el mando pleno de todos los que soñaban con hundir al corso (británicos, portugueses y españoles). "La gente no va a los archivos porque cree que la información es sólo institucional. No es cierto, está el real decreto y la vida cotidiana", defiende Santiago Morán, jefe de sección del AHN.
"La consulta se universaliza", dice el subdirector del AHN
Si tiene curiosidad por leer íntegra la carta de amor puede hacerlo en Internet. O los mensajes de Napoleón al hermano que colocó en el trono español. O actas de la logia masónica josefina. O las sugerencias de particulares para diseñar máquinas bélicas contra el invasor. O las cartas cifradas e interceptadas de José I. O las medidas dictadas para controlar los precios del trigo y del pan para atajar la hambruna de Madrid en 1812. O incluso la puntillosa cuenta de gastos del conde de Montijo, que anotaba hasta el último real dado para "limosnas" o para su "whore" (puta). Como por entonces aún se hablaba menos inglés que ahora, el noble debió presumir que estaba a salvo de indiscreciones.
Unas 300.000 imágenes de fondos relativos a la guerra de la Independencia guardados en el AHN, como todos los citados, han sido descritas y digitalizadas en los últimos dos años. Gracias a ello cualquiera puede consultarlos a través del Portal de Archivos Españoles (http//pares.mcu.es), creado por el Ministerio de Cultura para dar acceso a los millones de legajos que se custodian en los archivos estatales. De golpe y porrazo, los kilómetros de estantes públicos que se presumían oscuros y lejanos están al alcance de cualquier ordenador. "No sé si la palabra correcta es democratizar, porque hasta ahora los archivos estaban abiertos, pero sacarlo a Internet permite universalizar la consulta", indica el subdirector del AHN, José Luis la Torre Merino.
En estos dos años, los archiveros han encontrado abundantes sorpresas. El AHN es, describe Morán, "un archivo de archivos". A él van a parar documentos que pierden su utilidad administrativa y adquieren valor histórico. "Ha recibido fondos de manera desordenada y por aluvión, en muchos casos sin relaciones del contenido de cajas y legajos". Entre los 54.000 legajos de la sección de Consejos, por ejemplo, aparecieron parte de los documentos de los ministerios de nuevo cuño creados por José I que los archiveros no esperaban. Los depósitos de la guerra fueron otro de los hallazgos. Para difundir estos fondos, el AHN prepara una exposición virtual sobre la guerra de la Independencia, que se inaugurará en este trimestre. "Tendrá una parte muy pedagógica para apoyar el trabajo de los profesores", adelanta Antonio Moliner Prada, profesor de Historia Contemporánea en la Universidad Autónoma de Barcelona y colaborador de la muestra.
Tras la sucesión de batallas y episodios bélicos, la guerra de la Independencia alimentó nuevos movimientos políticos y mitos por igual. "La espontaneidad del 2 de Mayo es el tema más discutido, hasta qué punto fue el fruto de un motín espontáneo o de una conjura larvada durante tiempo, lo que le quitaría la aureola mítica", ataja Ricardo García Cárcel, catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Barcelona y autor del libro El sueño de la nación indomable. Los mitos de la guerra de la Independencia (Temas de hoy). A la mitificación de los participantes en el levantamiento madrileño contribuyó el espaldarazo regio, como se evidencia en el expediente elegido por el AHN como documento del mes: la relación de víctimas del 2 de mayo de 1808 elaborada por el Ayuntamiento de Madrid para que el Consejo de Castilla les concediese condecoraciones y gracias otorgadas por el rey Fernando VII. "Posee una importancia histórica de primer orden, ya que es una de las escasísimas listas oficiales de las víctimas españolas que se conservan", destaca el archivero Juan Carlos de Miguel. La lista con 121 nombres arranca con Luis Daoiz y Pedro Velarde, e incluye cuatro mujeres (Clara del Rey, Manuela Malasaña, Ángela Villalpando y María Felipa Corze). Entre las "gracias" otorgadas figuran "escuelas gratuitas y exámenes sin pagar derechos" para 20 "parbulos" (sic) o el "derecho a establecimientos públicos y pensión" para 49 "pobres y jornaleros". Y también se conceden dos reales diarios de por vida a Martín Mariano y Pablo Nieto, los sepultureros que "con riesgo eminente enterraron y custodiaron los cadáveres de los héroes Daoiz y Velarde".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.