Holanda devuelve a España 11 valiosas láminas robadas

Alfonso Navas, director del Museo Nacional de Ciencias Naturales, el más antiguo del mundo en su género, es un hombre satisfecho. Ha recuperado parte de una colección iconográfica de entomología del siglo XVIII, única en su género, y sustraída del centro hace dos décadas. Se trata de 11 láminas con reproducciones de insectos, separadas de un total de 200, reunidas en su día por el farmacéutico holandés Albertus Seba. El rey Carlos III de España adquirió el conjunto en 1785, y figuraba en los fondos del museo hasta que fue robado en una época convulsa. "Entre 1975 y 1985 hubo momentos muy tristes. Desaparecieron piezas por problemas de abandono y falta de organización. Las cosas cambiaron hacia 1982, y hoy somos uno de los más productivos del gremio en el terreno científico", según Navas. En un giro casi simbólico, él recibió los dibujos en la sede de la Universidad de Ámsterdam. Al saber que procedían de un robo, el centro no quiso comprarlos cuando salieron al mercado, pero los guardó.

Además de evocadora, la ceremonia de entrega, o de recuperación, que tuvo lugar el pasado viernes, ha tenido un componente ético para la parte holandesa. La Universidad de Ámsterdam incluye el museo arqueológico Allard Pierson, y la biblioteca de zoología Artis Bibliotheek. Todos son de uso público, y sus responsables no quieren piezas de procedencia dudosa, o bien con un pasado espurio, como las obtenidas después de 1945.

Una vez robadas, las 200 láminas de insectos (la colección completa se compone de dibujos de plantas, conservados en el Real Jardín Botánico, y de entomología, en el Museo de Ciencias Naturales) reaparecieron en una librería de viejo de Madrid. Allí acudió un aficionado británico que se las llevó de buena fe y que, en 1992 dejó una muestra de 11 en la Universidad de Ámsterdam para ver si le interesaba las demás. "No las quisieron y el británico tampoco las reclamó. Desde entonces, ha habido que hacer comprobaciones científicas. Tenga en cuenta que el sello del museo fue borrado por los ladrones con ácido clorhídrico. Tampoco había registro, puesto que antes no contábamos con microfilmes, ni se había digitalizado el catálogo de obras", dice Navas. Ahora que saben que las otras imágenes siguen en poder del aficionado británico, será más fácil reclamarlas. "Contamos con el respaldo de la Universidad y el trabajo constante de la abogacía española del Estado", concluye el director del museo.