Un aséptico documental hablado
Rodada en vídeo, y posteriormente pasada a película para su explotación comercial, con muy pocos medios durante una semana, pero montada durante largos meses, Sexo oral queda muy lejos de otros documentales sobre el mismo o similar tema, como por ejemplo Comizi d'amore (1964), de Pier Paolo Pasolini. En buena parte debido a la falta de imaginación que denotan tanto su directora y guionista, Chus Gutiérrez, como sus más o menos anónimos entrevistados.Con una subrayada monotonía, Sexo oral se compone de una sucesión de entrevistas donde se hacen las mismas preguntas a unas cuantas personas sentadas en la misma butaca del mismo piso, entre pequeñas pausas donde los pocos miembros del equipo se mueven casi en absoluto mutismo por el mismo entorno acompañados de una música de fondo con tonalidades africanas.
Sexo oral
Directora y guionista: Chus Gutiérrez. Fotografía: Carlos Gusi. Música: Mateo Alonso. España, 1994. Estreno en Madrid: cine Princesa.
El resultado es un aséptico documental totalmente apoyado en la palabra, que además tiene un interés muy limitado tanto a niveles lúdicos como puramente sociológicos. Esto se debe al tono superficial con que están realizadas las entrevistas, a la homogeneidad de los entrevistados, pertenecientes en su gran mayoría a la clase media, estar situados en tomo a los 30 años y ser en una buena mayoría extranjeros, suramericanos e italianos, y repetir los mismo sobre el amor y el erotismo con muy escasas variantes, pero un claro y similar pudor.
Un 'corto'
A pesar de durar apenas hora y media, el material no daba para más de un cortometraje y resulta especialmente monótono. Además, Chus Gutiérrez comete el error de ordenar sus entrevistas de forma temática, por lo que resulta aún más evidente el tono repetitivo del documental. La distancia siempre existente entre el entrevistado y el equipo que realiza la película, crea una evidente tensión, que Chus Gutiérrez no ha querido o no ha podido evitar, produciendo una clara asepsia en las declaraciones recogidas. Por lo que lo mejor de Sexo oral resulta su título, que denota una imaginación y hace esperar un contenido que muy poco o nada tiene que ver con la realidad conseguida.Tras su muy irregular debú en Sublet (1992), dentro del terreno de la ficción con lejanas referencias autobiográficas, Chus Gutiérrez tampoco demuestra moverse con soltura dentro del terreno documental. Aunque muy posiblemente lo que le ocurre es que necesita más medios para hacer cine de los muy paupérrimos conseguidos en sus dos primeras películas, claro reflejo de la mala situación que atraviesa el cine español, en especial cara a las debutantes.
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