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Los 'Egos revueltos' del mundillo literario, bajo la lupa de Juan Cruz

La nueva obra del escritor y periodista obtiene el Premio Comillas de Ensayo

Soledad Gallego-Díaz

Todos los libros de Juan Cruz (Puerto de la Cruz, Tenerife, 1948) merecerían llevar en primera página la frase de Albert Camus "el sol que reinó sobre mi infancia me privó de todo resentimiento". Muy especialmente el que ahora ha sido galardonado con el Premio Comillas, Egos revueltos (Tusquets), que trata de su relación con escritores y artistas, a los que conoció y acompañó a lo largo de más de 30 años. Por las páginas de estas particulares memorias desfilan autores como Günter Grass, Jorge Luis Borges, Paul Bowles, Camilo José Cela o Vázquez Montalbán.

Cruz, de visita en Buenos Aires, donde será jurado del premio Clarín de novela, reconoce que lleva escribiendo sus memorias desde 1986, cuando, a la muerte de su madre, Olga Álvarez, una amiga editora canaria, le pidió unas hojas de recuerdo. "Me di cuenta de que la materia de la que está hecha mi memoria es mi manera de ver la realidad". Hasta ahora esa memoria se centraba en su familia, en su propia vida. "Egos revueltos es la primera memoria sobre cómo la realidad afecta a la personalidad de los otros".

"Siempre he hecho cosas para que la gente me quiera"
"Los escritores y artistas necesitan reconocimiento y dinero"
"En ese libro me di cuenta de lo cerca que está la despedida"
"He sido un acompañante, en mi vida privada y profesional"
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¿De dónde salió un título tan maravilloso? "Yo estaba un día en Chile, comiendo pescado en un restaurante bastante humilde con Arturo Pérez-Reverte y la escritora chilena Marcela Serrano y, de repente, Marcela le recriminó a voces a uno de sus editores, que nos acompañaba: 'Carlos, no hay limones'. Allí mismo organicé un decálogo para editores cuyo primer artículo dice: 'Los escritores desayunan egos revueltos".

Juan Cruz ha tenido una larga carrera como periodista, en EL PAÍS, y también como editor, y cree que el ego es "lo que le permite al escritor y al artista, no sólo en el ámbito literario, encerrarse a escribir o crear fábulas que no tienen utilidad precisa, que no sirven para nada. Eso se hace en una enorme soledad y el tipo necesita recibir agasajo, o pedirlo", explica. "Necesitan reconocimiento. Aunque últimamente, yo diría que más que reconocimiento quieren dinero".

Desposeído de resentimiento gracias al sol de Tenerife, Cruz ha acompañado a escritores y artistas desde que tenía 19 años, era un joven reportero y alguien le pidió que se "pegara" a Cela, que había llegado a la isla griposo y solo. Subió a la habitación del hotel con él y esperó hasta que Cela se puso el pijama y una lujosa bata de seda. "Entonces le dije que me iba. 'De ninguna manera, usted se queda aquí, hablando, hasta que me duerma'. Y me di cuenta de que alguien tan encumbrado como Cela estaba solo y tenía miedo. Ése fue mi primer servicio editorial". Después de eso, acompañó a John Berger al dentista, a Paul Bowles al traumatólogo, a Borges al baño... siempre observando, sin juzgar ni calificar, pero siempre mirando asombrado el desayuno de los artistas. "Tengo seguramente muchos defectos, pero no el de no darme cuenta del afecto que necesitan las personas de otras personas", apostilla el galardonado. "Siempre he sido un acompañante, en mi vida cotidiana y profesional. Me gusta que la gente sea feliz. Me gusta dar buenas noticias". Es, seguramente, un intruso cordial. Y sincero, porque cuando escribe sin apelar a la memoria, como en su Retrato de un hombre desnudo, mantiene su rara ambición de "abrazar una esperanza". "En ese libro me di cuenta de lo cerca que está la despedida. Y recuerdo lo que le dijo Onetti a Galeano en una entrevista, allá por los años ochenta: 'Pienso en la muerte... me indigna". Algunos de los protagonistas de Egos revueltos han desaparecido en el último año. Y Cruz los añora. Por eso, quizás, les escribió el libro.

El jurado del Premio Comillas, formado por Jorge Semprún, Miguel Ángel Aguilar, Josep Fradera, José Martí Gómez, Josep Ramoneda y Josep Maria Ventosa escogió esta obra de entre los 61 manuscritos presentados, por haber sabido "recrear el lado más humano, personal y creativo de los protagonistas de la vida literaria hispanoamericana y europea de las últimas décadas".

El escritor y periodista Juan Cruz, fotografiado recientemente en su casa de Madrid.
El escritor y periodista Juan Cruz, fotografiado recientemente en su casa de Madrid.GORKA LEJARCEGI

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