Umbrales del fracaso
Este filme se apoya en un relato literario de Peter Viertel, veterano escritor de películas de Hollywood, uno de cuyos trabajos más conocidos procede de 1952: el guión de La reina de África, el famoso filme dirigido por John Huston e interpretado por Katharine Hepburn y Humphrey Bogart. En su relato, Viertel narra las peripecias que, siguiendo las huellas errantes y suicidas de Huston, tuvo que vivir en los meses anteriores al rodaje de la legendaria película.Años después de realizada La reina de África, Viertel escribió una novela sobre esa experiencia como guionista de Huston y, más tarde, ayudado por Burt Kennedy y James Bridges, escribió un guión sobre su novela. Este guión deambuló durante casi 20 años de despacho en despacho, sin que cosa frecuente en Hollywood y fuera de Hollywood- ningún sagaz lector de ninguna productora se percatase de la joya que tenía entre manos. Es difícil saber leer un guión e incluso en la alta profesionalodad californiana hay incompetentes en la materia que con frecuencia no se enteran del cine que hay potencialmente en los folios que algunos guionistas les entregan.
Cazador blanco, corazón negro
Dirección: Clint Eastwood. Guión: Peter Viertel, Burt Kennedy y James Bridges, basado en la novela del primero. Fotografía: Jack N. Green. Música: Lermie Niebauss. Estados Unidos, 1990. Intérpretes: Clint Eastwood, Jeff Fahey, George Dzunoza, Marisa Berenson, Alun Armstrong. Cines Aluche, Benlliure, Cartago, Juan de Austria, Novedades, Palacio de la Música y (en versión original subtitulada) Pléyel.
Hasta que hace un par de años el vapuleado paquete, de viejos folios vagabundos cayó en manos de Clint Eastwood y éste, que es un inteligente lector de guiones cómo demostró al descubrir y adquirir -en un caso exactamente igual a éste- el de su Bird, supo ver bajo unos papeles mecanografiados la originalidad, el desgarro y la extraodinaria claridad del desarrollo dramático que hay en ellos, y lo compró inmediatamente para realizarlo en su pequeña productora Malpaso. La Warner apoyó el proyecto, el filme está aquí y es, pese a un grave defecto que le impide ser magistral, una buena película.
Alas cortadas
El error que impide a esta buena película ser una obra de grandes vuelos se debe paradójicamente a su más importante gancho comercial: el director Clint Eastwood se equivocó al elegir al actor Clint Eastwood como protagonista del filme. El popular rostro pálido, poderoso pero limitado actor, está incómodo dentro del pellejo de ese contradictorio, áspero y frágil John Wilson que ocupa el nombre de John Huston. Eastwood, imita bien, gestos y tics de Huston, pero no crea un personaje global creíble como tal personaje, Se acerca a él, pero se le escapa su quiebra íntima, que sólo a medias expresa el actor Eastwood, pese a la finura del director Eastwood.No hay en el rostro del actor Eastwood elasticidad suficiente para expresar sin forzamiento la obsesiva y enérgica búsqueda por Wilson-Huston de los umbrales del fracaso, de ese su ir al precio que sea más allá de donde puede ir.
Eastwood se mueve monocorde en registros apáticos, pero no representa el histrionismo sarcástico -que requiere energía, no apatía- del personaje, ni consigue transmitirnos la idea de que este singular individuo lo único que ama de verdad es algo para lo que íntimamente se cree incapacitado: la vida.
Su oficio, el cine, es para él un insatisfactorio sucedáneo de esa ansiada vida que no llega a poster en la plenitud que desea. Vemos que Eastwood quiere decir esto, pero no vemos que lo diga visceralmente, sino sólo intencionalmente. Y en esa ausencia de visceralidad, en la frialdad técnica de su composición, es donde Eastwood corta las alas de este notable filme y le impide volar.
La historia narrada es divertida, dura y bella; su ordenación dramática es perfecta; su realización está a la altura de estas apoyaturas; y el resto de los intérpretes hace creíble todo lo que tocan.
Pero el actor Eastwoood está por debajo de lo que el filme le pide: una interpretación descomunal, cuando la suya es solo hábil y experta, pero común.
Babelia
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