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'Crossover': la edad interminable

Las editoriales salen a la caza de libros capaces de romper barreras generacionales - Los títulos de apariencia juvenil que seducen a un lector adulto viven un auge

Tereixa Constenla

El nombre es nuevo. El fenómeno, un clásico. ¿O no regalaron Mark Twain, Charles Dickens, las hermanas Brontë, Lewis Carroll, Alejandro Dumas o Jane Austen libros que rompieron fronteras entre generaciones de lectores?

Los libros crossover no nacen con Harry Potter ni son patrimonio de Mark Haddon, aunque la criatura de J. K. Rowling y El curioso incidente del perro a medianoche hicieron añicos en todo el mundo la rígida división entre literatura juvenil y adulta. Hay aventuras que interesan a los 13 y a los 63. Y también hay miedos que atenazan a los 15 y pueden regresar a los 55: ¿qué haré con mi vida?

En suma, ya saben: cuando el nombre se acuñó, el hambre ya estaba allí. "Este invento publicitario del crossover es como la piedra filosofal de los alquimistas, es decir, eso que todo editor quiere, un libro de calidad para un público muy amplio. Vamos, un dulce", sostiene Rosa Montero, autora de algunas novelas que se ajustan a la etiqueta, como Historia del Rey Transparente. El corsé no le importuna. "Casi todos los grandes clásicos lo son: El corazón de las tinieblas, Ana Karenina o Guerra y paz, que recuerdo haber leído con fascinación de adolescente... Como escritor intentas ir detrás de esa estela luminosa".

"Los jóvenes están más abiertos a ideas y estilos", sostiene la autora Janne Teller
"Una buena novela ha de tener muchos niveles distintos", señala Rosa Montero

Sostienen en Seix Barral que Lágrimas en la lluvia, la próxima novela de Rosa Montero, es "un pura sangre de los crossover". "Es una novela de aventuras que en realidad habla de la aventura de vivir... y de morir", adelanta la escritora. La obra nació con una idea y, por el camino, la vida la torció hacia otra. "Un buen crossover ha de ser complejo y profundo, debe tener muchos niveles distintos de entendimiento y de emoción, y, al mismo tiempo, debe lograr esa dificilísima sencillez que convierte las historias en fábulas. Como decía Steinbeck, lo mejor es siempre lo más sencillo, pero lo malo es que para ser sencillo hace falta pensar mucho".

Lágrimas en la lluvia se publicará en la colección Biblioteca Furtiva, que Seix Barral estrenó en septiembre para difundir títulos de ese mestizaje generacional tan en boga. "Se puso en marcha por dos razones. Por una parte, haber observado una alta demanda en otros mercados de este tipo de literatura y por otra, porque queremos crear lectores jóvenes", expone Elena Ramírez, directora editorial de Seix Barral.

En la colección, que publicará seis títulos al año -se incluye la reedición de Sin noticias de Gurb, de Eduardo Mendoza-, se acaba de lanzar Nada, de la danesa Janne Teller. En 2007 el argumento impactó tanto en Dinamarca que algunas librerías se negaron a venderlo y se prohibió en escuelas noruegas. A la postre triunfaría en las aulas y en los despachos, sobreponiéndose a los clichés comerciales. Hasta entonces, Janne Teller había escrito para adultos. Nada es la historia que le habría gustado leer con 14 años, aunque acabó siendo la historia que necesitaba leer cuando la urdió, a los 35. "Mientras la escribía pensaba en un lector joven y mentalmente me obligaba a tener 14 años otra vez. Luego descubrí que esto no hacía el libro más naïf, como temía", explica la autora, premiada por este libro como mejor obra juvenil. Un encorsetamiento que le sobra ("en muchos casos la clasificación es artificial y limitadora") y al que no le ve mucho futuro: "Cambiará porque hay mucha literatura interesante escrita para jóvenes, quizás porque los escritores se están dando cuenta de que a menudo los jóvenes están más abiertos a nuevos pensamientos, estilos e ideas que los adultos".

Antes de la popularización del término crossover, Siruela lanzó una colección que lo anticipaba: Las Tres Edades. "Siempre pensé que los buenos libros pueden ser aptos para lectores entre ocho y 88. Quería romper las barreras ridículas de edades, hay lectores jóvenes que pueden leer libros complicados y adultos que se contentan con los fáciles", explica Michi Strausfeld, directora de la colección. Strausfeld convenció a Jacobo Siruela para que comprara los derechos de una novela sobre filosofía de 600 páginas escrita, para más inri, por un noruego desconocido: Jostein Gaarder. El mundo de Sofía salió en 1994 y sonó la flauta. "Fue toda una audacia editorial, sobre todo económica".

Campanada aún mayor fue en 1999 la de Salamandra, casi una recién nacida cuando compró los derechos de Harry Potter porque a su editora, Sigrid Kraus, le divirtieron las aventuras del joven mago al que entonces no conocía nadie. Las entregas de Potter han pasado de mano en mano en muchas familias. Salamandra atesora otros hitos: El niño con el pijama de rayas (John Boyne) y El curioso incidente del perro a medianoche (Mark Haddon). "Teníamos claro que El niño... no encajaba en ninguna colección y que valía la pena publicarlo como libro sui géneris. Lo que no podíamos imaginar es que tendría tantísimo éxito", revive el editor Juan Milà.

¿El truco? Se ignora. "La literatura puede gustar a un lector de 15 años y a otro de 55 porque puede ser a la vez sencilla y compleja, como en los mitos, los cuentos tradicionales o los relatos de Edgar Allan Poe", precisa. "Ay, ya quisiera yo tener la clave del secreto. Puedo pensar en cosas que tienen en común: contar una buena historia, contarla bien y tener una enorme capacidad de conmover al lector", suspira Pilar Reyes, directora de Alfaguara, que tiene a sus espaldas un crossover de lujo, La historia interminable, de Michael Ende, publicado hace más de 20 años, y en la actualidad, una saga arrasadora, Crepúsculo.

EVA VÁZQUEZ

De 8 a 88 años

Una avalancha de novedades del género toma las librerías:

- Los incorpóreos. El mundo de las sombras, de Ana Ripoll (Siruela).

- Contra el viento del norte, Daniel Glattauer (Alfaguara).

- Un grito de amor desde el centro del mundo, de Kyoichi Katayama (Alfaguara).

- La fórmula preferida del profesor, de Yoko Ogawa (Funambulista).

- ¡Bum!, de Mark Haddon (Salamandra).

- Las obras escogidas de T. S. Spivet, de Reif Larsen.

- Nada, de J. Teller (Seix Barral).

- La sinfonía del tiempo breve, de M. Signorini (Seix Barral).

- Jasper Jones, de Craig Silvey (Seix Barral).

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.

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