Crónica parcial de un festival total
Atractivas actuaciones de Portishead con Public Enemy y de Enrique Morente con Lagartija Nick en el Primavera Sound
Día 1. No había por donde asimilar tanta buena música junta. Tras ver con la solana a uno de los nuevos grupos estrella del festival Primavera Sound 2008, la psicodelia moderna de los neoyorquinos Management o MGMT abría la veda. Todo era posible tras ver marcarse a su vocalista un correcto concierto vestido con la bata de faralai de su abuela y enseñando su pechera blanca de guiri. Muy pocos confiaban en que pudieran hacer sonar su música en directo y resultó que ni tan mal.
Unos Eric's Trip de refilón y recargar pilas (cerveza) para ver lo siguiente. A las diez y cuarto de la noche, con una puntualidad que se destiló en todo el festival, aparecían los tiarrones de Public Enemy para hacer mover el culo hasta al espíritu menos hiphopero de por allí (y había muchos). Con una puesta en escena espectacular y unas coreos admirables dejaron boquiabiertos a servidora y toda su pandilla para perfilarse como una de las actuaciones favoritas, o al menos la más sorprendente. Hip-hop para la masa desconfiada. Media hora después de que terminaran, en el mismo escenario (Rockdeluxe) comenzaría otro de los platos fuertes de la noche y me temo que del festival: los británicos Portishead: poderosísimo trip hop cabal de la mano de la angelical voz de Beth Gibbons sobre unas percusiones dignas de ser recordadas como la música más avanzada de nuestros tiempos que es capaz de comerse con patatas a la electrónica. El halo de misticismo que tanto me preocupaba de unos Portished densos en su último disco, Third, se me antojaba el acierto del festival y fue casi al final de su actuación cuando el rapper de Public Enemy Chuck D, se marcó una colaboración por la que muchos de los que no vinieron hubieran querido llorar. Me habría apostado la pulserita de acceso a la zona vip.
Los siguientes en el tiempo fueron Vampire Weekend en el Vice. El escenario de los mil escalones no fue ningún impedimento para que la masa bajara y lo diera todo con uno de los grupos estrella de esta primavera-verano. La mayoría de los asistentes había venido para ver a los grandes y, sin embargo, daba la sensación de que casi todos ellos habían subrayado en el programa a Vampire Weekend. Seguro que no se decepcionaron porque ejecutaron su neo afro pop de maravilla. Luego, fuimos a terminar de darlo todo con Midnight Juggernauts. Zapatilla y fin del día 1.
Día 2. Pandillas de gente algo más mayor, en un día en el que por fin pudimos disfrutar de algo más (poco) de ocio. No conseguimos llegar muy temprano (desgraciadamente nos perdimos a Russian Red) pero gracias a algún ángel que nos protegía y nos empujaba no conseguimos ver a todos los grandes. Como éramos muy fans del ruidismo porque sí nos acercamos a ver a No Age, que estuvieron correctos aunque quizás un poco flojos. Tras subir los mil escalones, allí estaban The Sonics como si el tiempo no hubiera pasado. Seguramente los nostálgicos lo pasaron pipa, pero a los más jóvenes no terminó de convencerles. Estuvieron bien, quizás lineales o quizás deberían haber hecho algo diferente en la puesta en escena, como más adelante hicieron Devo. Algunos por allí se preguntaban cómo era posible que hicieran ese punk tan avanzado en los setenta mientras otros admiraban que músicos de más de 50 tacos no tuvieran vergüenza ninguna para subirse al escenario de un macrofestival de la guisa de siempre o terminar vestidos de una especie de árbitros de fútbol de una liga extraterrestre. Increíbles las pintas de su vocalista Mark Mothersbaugh, quien para acabar terminó de dar la nota engalanado con un atuendo en plan King Africa de lo peorcito, aunque la verdad es que hizo mucha gracia.
Tras semejante espectáculo, sólo queríamos bailar, Cat Power ni fú ni fá, un poco indiferentes fuimos a verla lo más lejos posible. De hecho, luego alguien dijo que no nos habíamos perdido casi nada.
Era el momento de The Go Team!, a los que seguramente se recordará en este festival como los artífices del directo más divertido de los últimos años. Fiesta y algarabía para las masas de la mano de un grupo muy payasete capitaneado por una negra saltarina. Poco antes de que terminaran, esperaba en uno de los escenarios más alejados El Guincho, ese canario fenómeno mediático que ha dado tanto qué hablar por su electrónica tropical y todavía no sabemos muy bien porqué. Capaz de reunir a los miles de guiris con su espectáculo de luces y palmeras, se perfilaba como uno de los desconocidos platos fuertes. Llenar llenó, pero no consiguió quitar protagonismo a unos The Rumble Strips que a golpe de trompeta consiguieron que nos rindiéramos a sus pies y eso que en su primera visita a España éramos 20 personas en el concierto. Después, zapatilla y discoteque con Supermayer.
Día 3. El agotamiento puede a más de uno. Llegamos temprano para ver a Times New Viking y Devastations, grupos totalmente desconocidos. Tanto que, de hecho, apenas había españoles entre el público. Los últimos minutos de Madee y los primeros de Fanfarlo fueron un soplo de pop fresco para los oídos. También, atentos al pop británico de ese personaje con pintas que es Lighspeed Champion y su impecable banda.
Rufus Wainwright intentó poner la guinda a un día nublado (el único de los tres) con su actuación de bicho raro (reconoció que se sentía como el Alien del festival y no iba desencaminado). La verdad es que, después de haberle visto un par de veces más, queríamos a un Rufus con banda que animara más que durmiera y no fue posible. Sentado en su triste piano se marcó su particular Hallelujah sin parpadear.
Esperábamos mucho más de unos Deerhunter muy raros. El propio cantante reconoció volver a la música moderna después de tocar un par de temas muy marcianos que, por otra parte, sonaron a gloria. Los de Georgia dejaron sus canciones garageras para más adelante probando a sorprender en un inicio con un raro punk ambiente y autodestructivo. A la misma hora, en otro escenario, se hacía el flamenco y el pop rock de siempre pero integrados. Morente Omega & Lagartija Nick solapaban sus estilos ante un público sobretodo curioso e inglés, que no comprendía muy bien pero lo aceptaba de buena gana. Entre tanta rareza, electro, noise y experimental afirmamos que Enrique Morente fue una de las estrellas clave del variopinto festival.
Cerraban una noche cargadita el gran espectáculo Animal Collective. Electrónica destilada en directo para un público sediento de experimental de lo que sea. Simian Mobile Disco eran los encargados de poner punto y final a la pléyade de actuaciones pero no pudo ser. Por problemas técnicos vimos a los británicos en Dj Set, lo que corroboró que eran unos djs más en el mundillo. Aunque da lo mismo. De todas maneras, después de un fin de semana así, ya no te cabe más música en la cabeza y lo único en lo que piensas es en lo mal que lo tiene que estar pasando el que no haya estado este fin de semana en el Primavera Sound 2008.
Babelia
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