Comedia sociológica
Una adolescente que provoca incendios a su alrededor cada vez que protagoniza una efusión amorosa con sus pretendientes es la anécdota que sostiene la intriga argumental de Las chicas bien no explotan.Con dicho ingrediente, primero sorpresivo, en seguida descubierta su razón, Chuck Martínez ha realizado una comedia disparatada, que hace esperar su epílogo, pese a lo convencional de su metraje.
En una época donde la sociedad norteamericana denota un regreso al conservadurismo en la conducta sexual, la historia de una joven amenazada con explotar si hace el amor no deja de evidenciar su lado crítico. Al igual que el personaje interpretado por Wallace Shawn -ahora también presente en nuestras pantallas en Días de radio y La princesa prometida-, que ante la dificultad de hacer amigos encuentra en su anarquismo de pirómano la protesta contra su frustración.
Las chicas bien no explotan
Dirección: Chuck Martínez; guión: Paul Harris; fotografía: Stephen Katy; música: Anthony MarneIli y Brian Banks; productor: Douglas Curtis y John Wefis; intérpretes: Barbara Harris, Michelle Meyrink, William O'Leary, Wallace Shawn. Sala de estreno en Madrid: Multicines Picasso.
Madre posesiva
La figura de la madre posesiva, y la presencia del chico de al lado -capaz de vencer al pimpón hasta a los propios chinos-, son otros de los elementos parodiados en esta comedia, donde los gags están utilizados reiterativamente, buscando más la complicidad en la crítica sociológica y en un humor intelectualizado y distante que en la carcajada inmediata.Pese a cierta originalidad en el planteamiento inicial y a la sátira que realiza del álbum familiar norteamericano, el resultado queda como ejemplo de inutilidad, aunque durante su proyección se otorgue la confianza de aguardar su final, con cierta esperanza de encontrar algún mérito mayor.
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