Canción del verano con 'c' de 'crisis'
El recorte drástico de los ayuntamientos obliga a grupos y solistas a bajar su caché artístico - Los presupuestos municipales para música en vivo descienden en un 60%
Cuando preguntan a Hueco qué tal se presenta el verano, el cantante -que hace poco grabó un videoclip con Bibiana Aído, Iñaki Gabilondo y Carmen Posadas, entre otros- responde, un poco azorado, que bien. "Voy tirando". Lo dice con la boca pequeña porque es uno de los pocos músicos españoles que tienen más de 40 conciertos este verano. "No es suerte", explica el madrileño, "es un milagro".
Hay cierto pánico entre los músicos para la temporada estival. Muchos de los grandes grupos, acostumbrados a tener entre 40 y 60 conciertos en verano, no pasarán este año de 15. Adivinen la razón: la crisis. Los conciertos de verano, medio subvencionados por los ayuntamientos de toda España, son la tabla de salvación de muchos y el indicador de en qué momento está la industria del directo. Las peores previsiones que se hacían en 2008 -"el año que viene será un desastre", decían los promotores de conciertos-, se han hecho realidad. Y los datos son demoledores. "Los presupuestos que los ayuntamientos destinan a cultura, en concreto a los conciertos, han bajado un 60% con respecto al año pasado", explica Soco Collado, gerente de la asociación A.R.T.E., que con 400 socios aglutina a la mayoría de los representantes y técnicos del sector.
Amaral o El Canto del Loco han bajado sus cachés de 80.000 a 50.000 euros
Otras bandas, como Pereza, han decidido no girar hasta después del verano
La consecuencia es que la mayoría de los músicos han tenido que ajustar o bajar las cifras de sus cachés si quieren actuar este verano. Los que cobren entre 10.000 y 15.000 euros no tendrán excesivo problema para subirse a las tablas. Los que superan esa cifra tienen tres opciones: o se quedan en casa esperando que el temporal escampe, o adaptan su puesta en escena, o directamente bajan los precios. Esto último tiene el peligro de que su valor se deprecie y el año que viene, si como dicen aparecen los brotes verdes, no puedan pedir el dinero que hacían hasta ahora.
Grupos como Amaral -con 10 conciertos en julio, agosto y septiembre- o El Canto del loco -con 13- han tenido que bajar sus cachés de 80.000 a 50.000 euros, en detrimento del montaje escénico. Cierto es que ninguno de los dos grupos tienen disco nuevo y que, en el caso de El Canto del Loco, pretendía hacer una gira menos este año por razones personales (la hermana del cantante Dani Martín falleció hace unos meses). Pero en circunstancias normales del mercado ninguno de los dos bajarían de los 40 conciertos.
Otros que sí tienen disco recién publicado, como La Oreja de Van Gogh y su ex cantante Amaia Montero, han tenido que hacer la misma operación recorte si quieren presentar sus canciones por toda España.
"El modelo con el que hemos trabajado estos 25 años está agotado", explica Tibu, representante de El Canto del Loco o Marta Sánchez, entre otros. Una de las claves de esta recesión es la dependencia que la música en directo tiene de las ayudas públicas. España es el único país del mundo que depende de los ayuntamientos para los conciertos. "Lo público ha matado al empresario privado", continúa Tibu. "Todo empezó cuando llegó Tierno Galván al Ayuntamiento de Madrid. Lo que a priori era una idea buenísima [que lo público invierta en cultura] ha hecho que desaparezca el empresario privado. ¿Cómo convences a alguien de que vaya a un concierto y pague 20 euros si dos días después lo tienes en el pueblo de al lado gratis por las fiestas patronales? Eso no ocurre ni en los toros ni en el fútbol".
Otro ejemplo clarificador. El grupo que más conciertos dio el verano pasado fue -prepárense- Fondo flamenco, un trío andaluz al estilo Los Caños, que hizo cerca de 80 bolos. Este año ha pasado de cobrar 15.000 euros a 24.000.
"Algo que no se hacía hasta ahora es negociar los cachés", explica un promotor de zona que prefiere no dar su nombre. "Ya no son inamovibles como antes. Ahora varía tanto que encuentras que un grupo ha tocado en tu pueblo por 20.000 y en el pueblo de al lado por 18.000".
Otros músicos han decidido no girar porque no tienen disco nuevo, o hacerlo después del verano en formatos pequeños. Es el caso de Pereza, que con un disco nuevo grabado hace meses prefieren editarlo a finales de agosto y hacer pocos conciertos, en formato acústico.
Hay casos especiales como el de Manolo García, que trabaja al margen de entidades públicas. Él mismo invierte en cada concierto y recauda directamente la taquilla, vaya o no vaya gente al concierto. El año pasado hicieron lo mismo Fito y Extremoduro. Este verano también lo hará la revelación del año, Vetusta Morla.
Pero éstos son casos puntuales. La mayoría depende de las arcas municipales y cuando están vacías no hay dinero ni para conciertos ni para pagar las deudas. Los ayuntamientos son actualmente los principales morosos en la música en directo. Según un informe de A.R.T.E. publicado en abril, los consistorios deben dinero al 67% de sus 400 socios (representantes, promotores de zona). A un 20% de ellos los ayuntamientos les deben más de 300.000 euros. ¿Cuándo pagarán? "Si lo supiésemos...", ironiza Soco Collado. Carlos Mariño, manager de Dover, Fangoria, o Kiko Veneno, reconoce que la situación está muy mal. "Estamos tocando fondo", asegura. "Quizá se ha abusado del modelo público". Las previsiones para el año que viene son iguales o peores. "Hasta 2011 no remontaremos", aseguran desde Hook, agencia de Amaral o Santiago Auserón.
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